El debate de la biomasa: ¿energía sostenible o problema medioambiental?
El Principado y sindicatos defienden el uso de esta energía que, según sus estudios, puede crear 30 empleos por cada megavatio instalado. Un estudio de la organización internacional Sandbag advierte de que la utilización de esta fuente «acelera» el cambio climático
SANDRA S. FERRERÍA
OVIEDO.
Domingo, 2 de febrero 2020, 02:15
Las energías renovables están llamadas a jugar un papel fundamental en los próximos años. Entre las existentes, muchos abogan por la biomasa para ocupar el espacio que dejará el carbón, cuyo futuro más allá de 2030 está descartado. Los factores que convergen para impulsar cultivos energéticos e ir hacia esta nueva forma de energía es la necesidad de abordar la transición energética, así como la riqueza forestal de Asturias.
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La biomasa forestal en Asturias tiene como principales defensores a la Administración y a las empresas Ence y Hunosa. También a las organizaciones sindicales. Uno de ellos, CC OO concluyó a finales del pasado año el informe 'La biomasa forestal y su potencial desarrollo en Asturias', en el que defiende que el fomento de la biomasa no solo permitirá sustituir parte de los megavatios que se perderán con el cierre de térmicas, sino que, a la vez, permitirá «mantener el empleo» que se destruya por el proceso de descarbonización, «fijar población» en el mundo rural y «gestionar mejor el monte para prevenir incendios».
El secretario general de Industria de CC OO, Damián Manzano, calcula que Asturias podría sostener con biomasa forestal unos 200 megavatios, lo que supondrían una tercera parte de la energía que se deje de generar con el cierre de las térmicas del carbón. Además, desde CC OO calculan que por megavatio instalado se crearían 30 puestos de trabajo entre directos e indirectos, lo que daría un resultado de 6.000 empleos.
Por su parte, Ence cifra en 27 empleos por cada megavatio instalado, una cifra que la Fundación Asturiana de la Energía (Faen) eleva a 35,6 frente a los 0,7 de la eólica y la hidráulica y los apenas 2 de la nuclear y la solar.
Aunque las cifras parecen alentadoras, a finales de 2019 Sandbag, entidad en la que participan expertos que sin ánimo de lucro trabajan para conseguir una economía con emisiones cero, presentó el estudio 'Playing with fire'. En él alertan de que la conversión de las centrales de carbón en biomasa aceleraría el cambio climático. Se trata de un estudio que evalúa cada proyecto que hay en la UE para reconvertir esas centrales.
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Por una parte, advierten de la «insostenibilidad» de la biomasa. Reconvertir centrales de carbón en plantas de biomasa supondría duplicar la demanda mundial de pellets de madera, lo que equivaldría a quemar todos los años una superficie equivalente a la que ocupan todos los bosques de los Países Bajos o los de Gales cada año o aproximadamente la mitad de la Selva Negra (unos 6.000 kilómetros cuadrados), para generar solo el 2% de la producción energética que se calcula puede aportar la biomasa.
Por otro lado, alertan de que la biomasa es cara. El informe señala que los proyectos de reconversión requieren un gran subsidio público. Finlandia, Alemania Irlanda, España y los Países Bajos cuentan con diez megaproyectos de biomasa; sin embargo, Sandbag asegura que convertir las antiguas centrales eléctricas de carbón en plantas de biomasa es más caro que invertir en capacidad eólica y solar.
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La quema de biomasa de estos proyectos emitiría 67 toneladas de CO2 al año, lo mismo que la mitad de las emisiones de las centrales de carbón de Polonia y se necesitarían 36 millones de toneladas de madera, cifra similar a la actual producción de pellets de madera en todo el mundo.
El informe toma como ejemplo, entre otros, el principal quemador de biomasa de Reino Unido, Drax, que importa en la actualidad el 79% de su producto de biomasa desde Norteamérica. Sandbag indica el enorme coste medioambiental añadido que se produce debido al trasporte de la madera desde el otro lado del Atlántico.
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Desde el colectivo de expertos recomiendan que los gobiernos centren el apoyo político en las fuentes de energía renovables, en lugar de la biomasa. Además, instan a los gobiernos a evaluar los efectos netos del paso del carbón a la biomasa con un enfoque integrado; y recuerdan que el Consejo Asesor de Ciencias de las Academias Europeas sostiene que un proyecto de trasición de carbón a biomasa no debe considerarse como fuente de energía renovable.
En Asturias la biomasa forestal, según CC OO, es de momento presencial pese a que, según los datos que manejan, existe un volumen anual de 218.000 toneladas. El sector aún no se ha desarrollado y desde el sindicato reconocen las debilidades, inconvenientes y obstáculos a los que se enfrenta esta energía en la región. Así, afirman que el aprovechamiento del recurso puede generar impactos ambientales negativos sobre los suelos, el ecosistema y la atmósfera «si la extracción no se hace con cuidado y de manera organizada». Además, indican que se precisa de un suministro estable en calidad, cantidad y precio. También que la mayoría de la superficie forestal está en manos privadas o en terrenos de difícil accesibilidad y en pendiente.
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La única central de producción eléctrica con biomasa operativa actualmente en la región es la planta de Ence en Navia, que genera alrededor de 130 millones de kilovatios a la hora.
Seis proyectos en Asturias
En mayo de 2018 el Principado otorgó la autorización administrativa para la instalación de una planta de generación de energía eléctrica a partir de biomasa en Colunga, con una potencia de 2 MW. El promotor del proyecto es El Sueve Medioambiente S.L.
La compañía gallega Greenalia pretende reactivar sus proyectos para construir centrales eléctricas de biomasa en La Espina, en Tineo y en Villaviciosa. Serían tres instalaciones de 15,14 MW de potencia cada una, a las que se sumaría la que quiere instalar en la ZALIA, donde ha adquirido 80.000 metros cuadrados para construir una planta de 49,91 MW. Asimismo, Hunosa estudia retomar el proyecto para poner en marcha una central térmica alimentada con biomasa forestal.
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