Duro Felguera afronta una semana decisiva pendiente del acuerdo de la banca

Las opciones pasan por dos salidas para Duro: o se cierra un acuerdo y la SEPI desembolsa los primeros 40 millones de euros del rescate, desencadenando el resto del proceso aprobado por el Consejo de Ministros, o el grupo entrará en concurso de acreedores.

Las conversaciones entre las partes son constantes, pero, según fuentes próximas a la negociación, aún no se ha conseguido cerrar un acuerdo. Aunque las posturas parecen próximas desde hace semanas, la firma no acaba de llegar y pone de manifiesto la dificultad de un acuerdo lastrado por los problemas que la propia Duro Felguera ha tenido con las entidades bancarias en el pasado.

La quita de la deuda de 2018 afectó de forma desigual a las diferentes entidades integradas en el 'pool' bancario y los recelos sobre la exposición de cada una de ellas a los riesgos de la refinanciación de la deuda están ralentizando una operación que hace un mes parecía hecha.

De hecho, los bancos aceptaron entonces los términos del acuerdo cerrado con la SEPI pero, una vez que pasó por la mesa del Consejo de Ministros, volvieron los problemas. Las entidades financieras entienden que las condiciones habladas no son las mismas que las ratificadas después por el Ejecutivo, por lo que tratan ahora de limar flecos y contentar a todas las partes. Un extremo que desde la parte pública niegan.

Fuentes próximas a la negociación señalan que son dos los principales escollos. El primero es la cantidad que la SEPI pretende incorporar al capital de Duro. En un principio, la intención es que fueran 30 millones de euros, aunque una parte, señalan las mismas fuentes, se pretende ahora trasladar al grupo empresarial a través de un préstamo participativo. Por otro lado se encuentran los avales. Tanto su disponibilidad como la cantidad que debe ponerse a disposición dificultan cerrar un acuerdo.

Las mismas fuentes señalan que el hecho de que no se alcanzase un acuerdo sería malo para todas las partes. La SEPI no haría efectivo un rescate al que ya se había comprometido, los bancos tendrían más difícil cobrar sus deudas y el grupo empresarial iría a concurso de acreedores.

La situación de Duro cuenta con más complicaciones. Una serie de proyectos internacionales fallidos lastran al grupo empresarial, ahogando sus resultados. Uno de ellos es el ciclo combinado de Iernut, en Rumanía, una instalación de 430 MW. El consorcio en el que participa el grupo asturiano había demandado a Romgaz por haber rescindido el contrato firmado en 2016. Las partes buscan una solución amistosa al conflicto, para lo que se han dado un nuevo plazo de quince días, según la información remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores.