Decálogo del ahorro: cómo superar la cuesta de septiembre

La clave para ahorrar parece sencilla: equilibrar ingresos y gastos y no salirse de un plan establecido. Parece sencillo hasta que tras las vacaciones la cuenta bancaria se llena, en ocasiones, de números rojos tras haber pagado algún que otro viaje, cenas en el chiringuito de la playa y pasatiempos veraniegos que resienten los bolsillos hasta del más previsor. En entonces cuando septiembre nos da una lección de vuelta a la realidad para comenzar a controlar los gastos y realizar estrategias que permitan afrontar sin riesgos financieros una cuesta casi tan temida como la de enero.

La cesta de la compra y la energía no han dado tregua estos meses a los consumidores, pero con unas sencillas claves se puede lograr una base sólida en la economía familiar.

Para mejorar el presupuesto mensual no hace falta acudir a métodos sofisticados. Todo lo que necesitas serán sobres donde colocar el dinero según la categoría asignada a cada uno. Por ello, cada sobre estará destinado a comida, alquiler o hipoteca, ropa, ocio... y tener disciplina para no gastar más de lo que hayas metido en el sobre. Si lo modernizamos, podríamos usar una aplicación que funcionara como sobres y así evitar tener que llevar el dinero en efectivo.

Son exactamente las semanas que tiene un año por lo que el procedimiento consiste en ahorrar cada semana una cantidad de dinero variable ya que lo ideal es que esa cantidad aumente exponencialmente. Si comenzamos con 1 euro la primera semana, podremos llegar a la semana 52 con un total de 1.378 euros. Una buena forma de llevar un control es realizando una tabla Excel.

No es lo mismo comprar en un supermercado en el centro de la ciudad que uno a las afueras, aunque sea de la misma cadena. El conjunto total de la compra puede salirnos más económico si buscamos el ahorro comparando precios. Una manera sencilla de hacerlo es mirando por Internet cuánto cuesta un producto en dos o más supermercados. Un truco útil que nos ahorrará unos euros en la cesta de la compra.

Establecer un menú semanal o mensual puede ayudar a disminuir los gastos en alimentación ya que evitaremos comprar cosas innecesarias que aumente el tiquet. Saber qué es prioritario y qué no nos dará libertad para poder invertir en algún que otro capricho cuando las necesidades básicas estén cubiertas.

La famosa regla del 50-30-20 funciona en determinados casos ya que permite destinar la mitad de los ingresos a gastos primordiales, un 30 % a caprichos y el 20 % restante a ahorro. No obstante, según la economía de cada casa, los porcentajes se pueden ajustar en función del salario.

Una de las opciones financieras para esos ahorros es invertir en depósitos bancarios que nos den cierta rentabilidad como los plazos fijos en los cuales nos aseguramos el nominal, es decir, la cantidad invertida y así correr menos riesgos. Las cuentas de ahorro también son muy útiles para amortizar los ingresos mensuales.

Comparar precios, revisar bien las facturas, llevar un control de los gastos con aplicaciones o en un cuaderno o mirar en qué invertir sin correr muchos riesgos, son factores clave para que la salud financiera no se resienta.

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