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La pyme asturiana teme naufragar en el mar de burocracia de los fondos de la UE

El retraso en las convocatorias, la falta de información y los cortos plazos que se exigen generan «hartazgo» en las empresas

Sábado, 20 de noviembre 2021, 22:31

«Había más expectativas que la realidad». Con estas palabras define la presidenta de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade),María Calvo, el sentir de ... la mayoría de las pymes de la región en relación a los fondos europeos. La lluvia de millones que iba a empezar a inundar España en este 2021 apenas es 'orbayu'. Las convocatorias se retrasan, falta información sobre cómo se articularán o qué exigirán y se ve el proceso tan complejo que las compañías, sobre todo las de escaso tamaño, barruntan que se van a perder en la maraña burocrática y que se puede acabar dejando pasar un tren único. No se trata tanto de decepción, como sí de «preocupación e incertidumbre», explica Calvo, que lleva meses reclamando que llegue más información a las empresas para saber a qué atenerse con el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia diseñado por el Gobierno.

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Su sensación es compartida por los expertos que cada día se relacionan con las compañías para ayudarlas en este proceso. «Desde el verano de 2020 llevo avisando de que se han generado unas expectativas que no se van a cumplir» , asegura Fernando Méndez-Navia, socio director de la consultora especializada en asuntos europeos Grupo Dex, y que cree que se extendió la idea de que Bruselas lo iba a pagar todo, cuando estos proyectos requieren de una importante cofinanciación. A ello se suma que el dinero no acaba de llegar.

«Existe hartazgo, hay que pasar a los hechos», afirma también Francisco José Delgado, profesor titular de Economía de la Universidad de Oviedo y director de proyectos europeos de Llana Consultores, que coincide en que las compañías confiaban en haber logrado a estas alturas mucho más de los fondos Next Generation EU. «El tejido empresarial esperaba un aluvión y se está retrasando, creo que en parte por la complejidad del plan», señala sobre este programa, llamado «a resolver de un plumazo todos los problemas del país» y que ve demasiado ambicioso, con lagunas e imposible de asumir al completo y trasladarlo a los beneficiarios.

Esto lleva a que todo se atomice, que vaya a haber «un regadío» de convocatorias en todos los frentes, con la duda de si se podrán resolver los problemas de fondo. Es una de las grandes dificultades que ve Calvo sobre proyectos que pueden encajar a medias en una convocatoria u otra. Se exige estar muy pendiente de cuándo salen y qué piden, algo complejo para pymes con poco músculo y «menos rodaje» que las grandes. «Se puede hacer si se conoce el abanico y los plazos», explica, y eso no sucede, lo que genera incluso miedo «de que no llegue mucho a la pyme», el 99% de las empresas de la comunidad.

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Fuentes de la Oficina de Proyectos Europeos (OPE), dependiente de la Consejería de Hacienda, reconocen que como estos fondos son un instrumento coyuntural la ejecución y compromiso son intensivos en el trienio 21-23, lo que determina que se hayan establecido plazos más reducidos e incluso se hayan habilitado 'fast-track', que quiere decir que las bases reguladoras y la convocatoria coinciden en el tiempo de publicación, acortando aún más la capacidad de respuesta. En este sentido, desde la OPE destacan que trabajan «de manera proactiva para mitigar, en la medida de lo posible, la incertidumbre sobre las oportunidades» y se comunican las convocatorias a los potenciales interesados tras un análisis previo.

Sin embargo, para Delgado, precisamente, gran parte del atasco está en la Administración, afectada ya por «problemas estructurales», y que ahora, además de su labor habitual, tiene que afrontar en tiempo y forma las convocatorias. «Los fondos Next Generation son un atragantón, una especie de empacho antes de sacar al mercado los euros», asegura el que fuera director general de Innovación y Emprendimiento del Principado. Y de ahí los problemas de ejecución, mucho más lenta de lo previsto.

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Méndez-Navia considera que los procedimientos son los habituales de las subvenciones, con procesos complejos, una cuestión que no es exclusiva de España, «pero aquí los trámites se alargan mucho», con el agravante de que los plazos que se dan luego son tremendamente cortos y como no hay indicaciones previas es muy difícil prepararse.

España cuenta este año con 19.000 millones para gastar y, aunque se hable de la autorización de un 66% de esta cuantía y el compromiso del 50%, el Estado da por ejecutadas partidas que han sido entregadas a las comunidades para que estas las repartan, pero las autonomías aún tienen que hacerlo. «Se va a acabar 2021 con mucho dinero en los cajones de la Administración», advierte Delgado, «por mucho que salgan convocatorias ahora, estas tienen sus plazos, y el año se va con poca ejecución real» . De ahí también que las previsiones de crecimiento de España, y de Asturias, se estén revisando a la baja, porque el impulso de los fondos no acaba de materializarse en la economía.

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Delgado pone como ejemplo las ayudas al autoconsumo y almacenamiento, cuyas reglas aprobó el Estado a finales de junio y que en algunas regiones se pusieron en marcha con prontitud. Sin embargo, el Principado, al que le corresponden 14 millones, ha aprobado los primeros 6,2 el viernes y otras siete regiones aún no han puesto en marcha las convocatorias. «Y había tres meses de plazo. Incluso pensando que agosto es inhábil, ya vamos tarde», denuncia Delgado, que ve «una disfunción clara del plan, porque iguales medidas generan escenarios diferentes».

Mientras, los proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica (PERTE) siguen atascados. Solo está aprobado el del vehículo eléctrico y están anunciados el del español, nueva economía de la lengua, y otro para la salud de vanguardia, mientras sigue en estudio el aeroespacial, en el que se incluiría a la industria naval asturiana. «Se anuncia lo mismo todo el tiempo, pero no se traduce en nada real», lamenta Delgado, que además considera las manifestaciones de interés «mucho ruido y pocos euros de reparto». Méndez-Navia va más allá y aconseja que «si de verdad tienes un proyecto serio no lo lances (a las manifestaciones de interés), porque desvelas información valiosa que no se sabe dónde va a acabar». Desde la OPE, sin embargo, defienden que este es un mecanismo para paliar los problemas de la escasez de tiempo, ya que permiten identificar las potencialidades de inversión, allanando el terreno para la absorción de los fondos. «Podría decirse que es una escucha al mercado para publicar oportunidades que, aunque escasas en tiempo, están adaptadas a las particularidades planteadas por el tejido empresarial», aseguran. En la misma línea, el Principado puso en marcha a principios de año la herramienta de captación de proyectos Tramitare, como un portal web abierto «que responde a ese espíritu de escucha y que permite enfocar las estrategias y, en su caso, las convocatorias que corresponda gestionar a la comunidad en base a los proyectos o ideas planteados».

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Mientras, las empresas aseguran que están «perdidas». Quitando gigantes que juegan en otra liga, como Arcelor, la pyme suele estar centrada en la coyuntura actual, en su propia supervivencia, a la espera de «un tsunami que no se sabe cuándo va a llegar y, al que pille despistado, lo va a apartar por completo», advierte el director de proyectos europeos de Llana Consultores. «Es difícil que tu proyecto se ajuste a una convocatoria y las empresas no saben si acudir a una o esperar a otra porque no conocemos las posibilidades», se lamenta a su vez la presidenta de Fade, que a estas alturas tiene claro que las expectativas se van a incumplir.

De ahí que los expertos coincidan en que no se debe esperar a la convocatoria. Las empresas tienen que estar preparadas con antelación. «La pyme tiene que desarrollar sus proyectos empresariales, independientemente de que llegue la ayuda o no», aconseja Méndez-Navia. Porque las convocatorias llegarán, y lo harán con fuerza, muy concentradas en 2022 y 2023.

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El problema es que falta información para elaborarlos. Los actores involucrados reclaman a la Administración que, al menos, ya que los plazos de las convocatorias son muy justos, de apenas unos días para cumplir con todo, que de alguna forma se anticipara cuándo podrán salir y qué reglas se van a exigir.

Porque con este panorama, las empresas, que serán las que tengan que captar el grueso de los fondos, «están perdiendo la confianza», apunta Delgado, que les recomienda igualmente seguir muy atentas «a lo que va a venir sí o sí, aunque más concentrado». Méndez-Navia recomienda, asimismo, no pensar «en quién pagará la fiesta», sino centrarse en tener un proyecto y entonces «seguramente se encontrarán apoyos». «El problema no es de fondos, sino de proyectos, que no los podemos absorber».

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La recomendación pasa también por hacer una autoevaluación de las compañías para ver cómo se pueden transformar, incluso dar la vuelta completa a su actividad. «Esto no va de tener unas ayudas para subsistir dos años, sino para transformarse», recuerda Delgado, porque el grifo que ahora se va a abrir se va a cerrar y para cuando lo haga hay que conseguir estar en una posición competitiva mejor para proseguir sin ayudas.

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