El crítico gastronómico Eduardo Méndez Riestra. JESÚS MANUEL PARDO

Eduardo Méndez, presidente de la Academia de Gastronomía Asturiana

«La Academia no tuvo actividad estos 25 años por falta de medios»

Tras más de un cuarto de siglo, deja su puesto para dar entrada a savia nueva, y pide que quien le reemplace sea «lo más serio posible, erudito y alejado de lo frívolo»

José M. Requena

Sábado, 6 de diciembre 2025, 01:00

Desde su fundación, hace ya más de un cuarto de siglo, la Academia de Gastronomía Asturiana únicamente ha tenido un presidente: Eduardo Méndez Riestra, una de las figuras más relevantes de la gastronomía («la escritura sobre lo que comemos y bebemos», como él mismo la define) del Principado. Ahora, el autor de obras perennes como el 'Diccionario de Cocina y Gastronomía de Asturias', decide dar un paso a un lado para que otros puedan terminar el proyecto que él comenzó y así poder dedicarse a su gran pasión: la música.

Publicidad

–¿En qué momento se encuentra la Academia?

–Es un momento importante, porque se puede revitalizar. La Academia se fundó en 1999, y en estos 25 años transcurridos no tuvo apenas actividad, porque no tuvo los medios prometidos. La Academia nació con un apoyo claro de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, pero fue un apoyo teórico, que nunca se materializó en nada. Si no hay ayudas, subvenciones o aportaciones del género que sea, poco se puede hacer. Por eso la Academia acabó siendo básicamente un espacio honorífico, se entendía que los que estaban ahí habían hecho cosas notables en pro de la gastronomía asturiana y se les premiaba con esa pertenencia. Pero esos, desgraciadamente, no eran los objetivos iniciales.

–¿Cuál ha de ser el papel de la Academia Asturiana de la Gastronomía?

–Inicialmente, en los estatutos estaba, de un lado, colaborar en la educación gastronómica. Se entendía que igual que a los niños se les enseña matemáticas o gramática, la cocina y la gastronomía ocupan un lugar importante en la vida y tenían que incorporarse esas enseñanzas. Por otro lado, existía el propósito de investigar el pasado para crear un corpus de lo que considerábamos los platos fundamentales de la cocina asturiana. Ese era nuestro principal objetivo, el denominado GAS, Sistema Gastronómico Asturiano en sus siglas en inglés. Lo más que se llegó a hacer fueron unas reuniones de trabajo, en los que determinamos que había más de un centenar de platos. Queríamos plasmar estas recetas y que la administración entregase ese fichero a todos los establecimientos hosteleros de Asturias para que cuando hicieran un plato se ajustaran a ese modelo y no cada cual hiciera el pote a su manera.

–Eso conlleva un gran trabajo.

–Sí. Cuando nació esta Academia tenía un sentido académico, investigador, fijador y erudito. La mayor parte de las academias de España están volcadas en la otra faceta, la mundana: les gusta viajar, ir a restaurantes, dar premios. Y a mí nunca me pareció que esa debiera ser la función de una academia. Una academia ha de investigar raíces.

–¿Por qué decide ahora dar ese paso a un lado?

–Porque me di cuenta que era una pena que esto estuviera en estado letárgico. Yo no tengo la energía que tenía cuando se creó. Considero ya mi etapa gastronómica cumplida, porque más de lo que aporté no puedo aportar. La Academia, a día de hoy, quedó reducida a la mitad por el fallecimiento de muchos de sus miembros fundadores. Hacía falta gente joven, con ganas y que consiguieran lo que nosotros no logramos: esas ayudas e interrelación con las administraciones y la empresa privada.

Publicidad

–¿En qué punto está la gastronomía asturiana?

–En uno bastante apetecible. Hay gente joven con ganas, hay inquietud general. Cuando yo empecé, en los 70, la gastronomía era algo muy secundario, la gente sabía muy poco, el interés era escaso… A la gente le gustó siempre comer, pero sin mayores pretensiones. El momento actual es mucho más alentador y prometedor, la inquietud generalizada que hay ahora no tiene nada que ver.

–¿Hacia dónde va el futuro?

–Yo no sé si va a ir para adelante o para atrás. Lo que es evidente es que la cocina fusión es la que se está imponiendo, por razones obvias de globalización. En cocina las frontera siempre fueron muy difíciles, pero cada vez se diluyen más. La cocina pura asturiana yo no sé en manos de quién va a quedar. De ahí el interés de crear ese corpus que hablamos, para al menos fijar muy bien lo que es nuestro.

Publicidad

–Con su paso a un lado se abre un proceso electoral en la Academia. ¿Qué perfil ha de tener el nuevo presidente?

–Es una democracia absoluta. En la próxima reunión, todos los miembros podrán tener ocasión de presentar su candidatura y defenderla como mejor sepan. Todos votaremos por igual y el que más convenza será elegido presidente. No hay nada predeterminado, pero para mí gusto el nuevo presidente ha de tener un perfil lo más serio posible. Y por serio entiendo alejado de lo frívolo: la cuestión de la sociabilidad está muy bien, pero la Academia ha de tender más bien hacia la erudición.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad