Restaurante Peña Pandos
Platos de kilómetro cero mucho antes que tal concepto se acuñara, hechos según tradición familiar, y servidos según la estricta hospitalidad allerana
Peña Pandos es una pica puntiaguda y brava que se ve frente al edificio. Los edificios, mejor dicho, casas con buhardillas montañesas que fueron cuadras y ahora, habilitadas por los dueños piedra a piedra, ladrillo a ladrillo y viga a viga, ofrecen terrazas serenas. chigre ameno, comedor amplio y habitaciones colgadas del paisaje allerano, vertical de majadas y rocas. Arriba queda el puerto de San Isidro, refugio de esquiadores confiados en que el cambio climático no repare; abajo la cuenca del Caudal con el recuerdo de una minería pujante reducida a ruinas industriales.
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Restaurante Peña Pandos
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Dirección: Carretera general San Isidro (Parte Alta)
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Teléfono: 630 94 95 98
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Cocina y sala: Manuel Cortizo Revuelta y Carmen Pérez Álvarez
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Descanso: Ningún día
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Menú (café incluido) laborales: 12 euros
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Menú sábado y domingo: 20 euros
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Sidra: Peñón
Minero fue precisamente Manuel, de Felechosa. Tras un accidente laboral ejerció de ganadero y hostelero acompañado por Carmen, de Casomera, dos alleranos que tuvieron primero bar y casa de comidas en Retriñón, y luego rehabilitaron el que nos ocupa con el deseo, plenamente conseguido, de ofrecer callos soberbios, cabritos jugosos y tiernos, fabes y potes capaces de resumir la sabiduría de la comarca en ambas asignaturas, carrilleras de ternera y rabos de toro seductores del más exigente paladar y picadillo casero.
Cabritu allerano
Ingredientes
1,5 kilos en trozos grandes y jugosos de cabritu; 2 dientes de ajo; 2 cebollas; 1 pimiento morrón verde; 1 ramín de perejil; 2 guindillas; vino blanco; aceite de oliva extravirgen; pimienta y sal.
1. Doramos los trozos de cabrito en aceite de oliva extravirgen muy caliente y los retiramos a una tartera.
2. En el aceite de la fritura, con el fuego ya al mínimo y rebajada la temperatura, sofreímos el ajo, las cebollas y el pimiento verde, todo menudo y picadino.
3. Añadimos el perejil igualmente picado, y las guindillas.
4. Rehogamos bastante y esperamos que la salsa unifique y densifique.
5. La pasamos por el pasapurés o la batidora.
6. La devolvemos a la tartera.
7. Distribuimos en ella los trozos de cabrito.
8. Regamos con un chorro de vino blanco.
9. Dejamos que se haga muy lentamente entre hora y media y dos horas.
10. Servimos en compañía de patatas fritas y pimientos del piquillo.
Coincidimos con una comida de prejubilados y jubilados deseosos de no perder raíces ni fraternidades: comprobamos que lo servido y celebrado les alegraba y revivía.
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