Restaurante Vacvno

Antes tenían el Big Joe, donde el Martillo de Capua, entre feng-shui y Hell's Angels, que adelantó las hamburguesas gourmet en una década. Allí le nació a Joe, José Lobo para los amigos, emprendedor siempre inquieto, el deseo de abrir un sitio centrado exclusivamente en ese lado oscuro de las gastronomía que son las hamburguesas con patatas.

Por y para eso, junto a su socio Diego y a su hijo Arturo, abrió Vacvno, con doble asta. El fast reinterpretado muy 'slow'. O sea, hamburguesas ducales y patatas fritas salseras capaces de crear, por deliciosas, dependencia. Y prácticamente todo de casa: carne de vaca roxa asturiana que, en casos concretos y especificados, se torna negra avileña o rubia gallega, panceta ibérica, hortalizas aldeanas, y un pan brioche cuyo punto dulce y cremoso pone su alfa y omega a cada mordisco. Ítem más: la cebolla se encurte, se plancha o se guisa con cerveza; los chiles añaden alegría a quien la necesite; y al lado, pero casi coronando la obra, las patatas, crujientes y tiernas, llegan bañadas con unas salsas, elaboradas paso por paso y según sabiduría 'saucière', que pringan de buenas sensaciones el paladar: kétchup y mahonesa, claro, y además de bourbon, barbacoa, especial Big Joe, tamogamo, louisiana o siracha.

Casa de la Palmera. Con su modernismo nórdico, la mandó construir, a finales del XIX, Anacleto Alvargonzález, que además de padre de Calixto, primer director de este diario e inspirador de nuestras Calderetas, fue abogado y empresario de éxito e importante patrono de la Asociación Gijonesa de Caridad, pieza esencial en la dotación de hospitales y albergues a los peregrinos.