Lamine K., ayer, en la Audiencia Provincial.

El senegalés acusado de abuso sexual en Contrueces alega una drogadicción

El representante del ministerio fiscal rebajó la petición de condena de los once años iniciales a ocho, además de una indemnización de 6.000 euros por los daños morales causados a la víctima

OLAYA SUÁREZ

Viernes, 20 de mayo 2016, 02:35

La Sección Octava de la Audiencia Provincial acogió ayer la vista oral a un ciudadano senegalés de 26 años, Lamine K., acusado de entrar por la fuerza a un domicilio de la calle Mon, en Contrueces, e intentar agredir sexualmente a una joven que en el momento de los hechos acababa de cumplir los 18 años y a la que no conocía. El procesado, que se encuentra en prisión preventiva desde que fuese detenido el 24 de mayo de 2015, se limitó en su declaración a ratificar la que ya había hecho en la Comisaría y en la que reconoció los hechos.

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El representante del ministerio fiscal rebajó la petición de condena de los once años iniciales a ocho: seis años por el delito de allanamiento de morada y uno más por el intento de agresión sexual, además de una indemnización de 6.000 euros por los daños morales causados a la víctima. La acusación particular, ejercida por el abogado Luis Balbona, mantuvo la solicitud de once años de cárcel y elevó la indemnización a los 20.000 euros por los daños causados. La defensa, representada por el letrado Pedro Víctor Álvarez, solicita la libre absolución de su cliente, atendiendo a los antecedentes de drogadicción y al estado de alteración mental.

En una vista oral en la que no hubo declaraciones -tan solo ratificación de la documentación aportada-, fue citada la propia víctima y los policías locales y nacionales que intervinieron y consiguieron detener al supuesto agresor. El violento episodio tuvo lugar hace un año. El joven entró corriendo en un portal de la calle Mon, empujando para ello a un vecino que se encontró en el portal. Subió las escaleras y comenzó a llamar a timbres de las puertas. En uno de esos pisos le abrió una joven de 18 años que estaba sola en casa. La chica explicó a la Policía que había mirado a través de la mirilla y abrió al no ver a nadie en el descansillo. El procesado, supuestamente, se abalanzó sobre ella, cerró la puerta por dentro, «le bajó los pantalones y le introdujo los dedos en la vagina». Fue el vecino con el que se cruzó en la escalera el que llamó a la Policía Local.

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