Día aciago en el Tallerón

José Díaz Granda, maestro industrial, estaba comprobando el trazado de la pieza, realizada en Calderería de Duro Felguera, cuando ocurrió que la pieza, cónica, de acero, sujeta a una viga, se desprendió de la misma después de que, por motivos desconocidos, la soldadura se rompiese.

«Los 2.000 kilogramos de acero se vinieron abajo, aplastando en su caída al jefe del equipo. El infortunado trabajador recibió un fuerte golpe en la cabeza y en el pecho, lo que le causó gravísimas heridas que impidieron que llegara con vida al Hospital de Jove, adonde llegó en UVI móvil». A Macario U. la pieza le golpeó en un hombro y en un pie; a Pedro C., quien «en el momento del accidente se encontraba subido a una escalera que fue arrastrada en su caída por la pieza de acero», lanzado contra una virola, sufrió heridas leves en el cuello y en el tobillo.

Casado y con una hija, tevergano de origen y vecino de El Llano, Díaz Granda había formado parte de la candidatura de Comisiones Obreras en 1980, con cuya foto EL COMERCIO ilustró tal día como hoy la fatal noticia. Poco después, a mediados de la década de los 80, formó parte del grupo de sindicalistas de Comisiones que decidió escindirse del sindicato para formar la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI). «Junto a José Díaz Granda estaban entonces y ahora Juan Manuel Martínez Morala, Fausto Ortega y Cándido González, entre otros, así como el líder vecinal, también fallecido, Agustín Plaza, fundador e impulsor de la asociación de vecinos Evaristo San Miguel del Polígono de Pumarín». Cuando murió, Granda estaba temporalmente fuera de las responsabilidades que había tenido dentro del comité de empresa y del departamento de finanzas de CSI. Pero ya lo ven: la lucha, entonces y ahora, es y era más necesaria que nunca.