Gijón
Cabalgata centenariaEl próximo 5 de enero hará un siglo de la primera comitiva de Sus Majestades los Reyes de Oriente por las calles de Gijón
Si azaroso suele ser el viaje todos los años de sus Majestades los Reyes Magos a Gijón, se puede asegurar, en honor a la ... verdad, que no lo fueron menos las peripecias que Melchor, Gaspar y Baltasar tuvieron que sortear para poder disfrutar de innumerables jornadas inolvidables en el día previo a la Epifanía, siempre el 5 de enero. Todo comenzó hace justo cien años. Y lo hizo con no pocos tropezones. La inquina política de la época, allá por el año 1924, hacía imposible dar el conveniente lustre a la figura de tres reyes, aunque fueran magos, cuyo único objetivo estaba centrado en repartir alegría e ilusión sobre todo a los niños de la ciudad.
Publicidad
1955
Dos niños preparados para ver a los Reyes
1960
Sus Majestados y el séquito, con regalos
1964
La comitiva real en el Pueblo de Asturias
Pero todo salió adelante. Eran las ocho y media de la tarde, cuentan las crónicas de la época, cuando la comitiva real, que utilizó como camerino las instalaciones del Club de Regatas, salía del Campo Valdés. El ayuntamiento había negado el pan y la sal, pero el entusiasmo del doctor Avelino González, por entonces secretario de la Junta de Protección a la Infancia, pudo con todo. Fue un éxito popular que sobrepasó todas las previsiones. Eso sí, también fue un escalón sin continuidad en los años siguientes. Aunque el Día del Niño había llegado a Gijón para quedarse y este próximo 5 de enero, un siglo después, sus Majestades de Oriente estarán de aniversario. Cien años contemplarán su querida cabalgata por la ciudad.
Aquella primera discurrió desde el Campo Valdés por la actual plaza Mayor, las calles de San Bernardo y Menéndez Valdés, la plaza de San Miguel, la calle de Covadonga, el actual paseo de Begoña, Fernández Vallín, Corrida, San Antonio y de nuevo San Bernardo, para concluir en el punto de partida. En suma, el pleno 'corazón' de una ciudad que por entonces rondaba los ochenta mil habitantes.
Suscripción popular
Es muy probable que, sin saberlo, aquel grupo de entusiastas no fueran conscientes de que habían puesto la primera piedra en Asturias, en este caso en Gijón, a una tradición que por aquel entonces tenía muy escasos precedentes, incluso en el resto de España. El ayuntamiento negó 500 pesetas, pero hubo una suscripción popular y constan aportaciones como las de Jacinto Benavente (25 pesetas), Nicasio Cárcer (10), Pepita Amériga (5), José María Miranda (25), Pedro Muñiz Sánchez (5) e incluso de niños como Pedro José Caicoya de Rato (15 pesetas) y la misma cantidad de José Luis G. Palacio. Fue un éxito imponente. A pesar de ello, luego hubo un salto en el tiempo, que no sería el único en esta centenaria historia real, cargada de curiosidades y anécdotas.
Publicidad
1978
Niños recibiendo sus regalos de los Reyes
1991
Baltasar sostiene en brazos a una niña
1979
Los Reyes posan junto a varios niños frente al viejo pabellón central de la feria
En 1927 regresaba el Día del Niño anunciando el reparto de juguetes para los niños pobres y con «carrozas interpretando los cuentos infantiles». Destacaban los cronistas de la época el «continente bíblico» del Rey Melchor, la «simpatía» del Rey Gaspar y del Rey Baltasar «los grandes deseos que tenía de venir a Asturias para conocer de cerca el problema hullero». Los comercios locales, para aportar un mayor lustre, apagaron sus luces al paso de la comitiva real, y se comentaba que «a los niños se les iban los ojos detrás del carro de los juguetes». La cabalgata la cerraba el «carro del carbón para los niños malos».
Tampoco podía faltar un conato de polémica. Hubo a quien le pareció una «aberración» que el Rey Baltasar no llevara barba. E incluso que Sus Majestades fueran ataviadas «con falditas de romanos». El director de EL COMERCIO, Adeflor, argumentaba a ese respecto que «aunque se extrañaba algún erudito espectador de que fueran romanos en el cortejo, hube de decirle que en el cimborio de Santa María la Mayor de Florencia contemplé un relieve de la Adoración de los Reyes de Mino de Fiesola, en el que los Magos y su séquito vestían faldas cortas a la romana». Era patente que la festividad de los Reyes Magos había calado en el tejido social gijonés y, aunque con más sobresaltos por los avatares de la historia, su continuidad estaba escrita, incluso para mayor gloria de quienes ostentaban el poder de la nación durante y después de la Guerra Civil.
Publicidad
Los camellos y «la humedad»
Significativa fue la cabalgata de 1939. Hacía apenas tres meses que había caído el denominado Frente Norte. Un incipiente Frente de Juventudes puso su maquinaria en marcha para organizar la comitiva con curiosos y contradictorios mensajes de propaganda. Los Magos venían con un mensaje de paz y, a la vez, no podían llegar en barco al puerto local ni siquiera, se decía, «protegidos por varios contratorpederos de la gloriosa escuadra nacional». Traducido a la realidad, no había medios para gastar en un barco para sus majestades y tuvieron que llegar en coche.
Finalmente desfilaron en caballo pues, decía el cronista, no se pudo contar con camellos «porque no les sentaba bien el clima húmedo del Norte de España y seguramente se constiparán. Y había que ver a los camellos desfilando por todo Gijón tosiendo y estornudando. Eso diría muy poco de la seriedad y majestuosidad que tiene que presidir la cabalgata».
Publicidad
En la posguerra tampoco se estaba para muchos dispendios económicos y las cabalgatas, salvo pequeños intentos en 1941 y 1949, tuvieron poco recorrido durante esos años. Fue en 1950 cuando se dio un definitivo impulso y se anunció una cabalgata «grandiosa» para la que entró en liza el príncipe Abd-el-Aziz como mensajero real. Era un precedente del actual Aliatar, que hizo sus primeros pinitos por Oviedo pero que, con el paso de los años, consolidó a este personaje como un elemento clave más de la comitiva de los Reyes Magos en su visita y recorrido por Gijón. Cien años de la primera cabalgata de sus Majestades de Oriente por las calles de la ciudad se cumplirán este día 5 de enero. El doctor Avelino González habrá visto su sueño cumplido.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión