Caminando hacia el año 2000

La impresión no pudo ser más favorable. En las distintas aberturas hechas para la construcción de los embalses, los periodistas observaron que estas se horadaban «en la más pura piedra caliza». A mayor abundamiento, el lugar donde se situarían las máquinas para el funcionamiento de la presa, «cerca de quince metros por debajo del Nalón», «ofrece la más tranquilizadora confianza a los técnicos porque no deja ni siquiera transpirar la más mínima señal de recalado. Quince metros de luz es el espacio existente. Y miles de toneladas de roca demolida han sido sacadas a la superficie».

Monumentales obras, por lo tanto, las que se hacían para abastecer de agua a Asturias, también a Gijón. «La producción hora, una vez en funcionamiento la central, será de 120.000 kilovatios y de 285 millones de kilovatios hora y año. La finalización de las obras está prevista para el año 75» y, este extremo era importante para tranquilizar al personal, «ni Langreo ni ninguna otra población del Nalón se quedará sin agua. Es más, tendrá más agua con la regulación de los pantanos que la que tiene en épocas de estiaje, que cuando menos acusados fueron, corría un caudal de un metro cúbico por segundo, y, una vez construidos los embalses, se dispondrá de dos metros y medio por el mismo tiempo, es decir, metro y medio más». Hasta 30 millones de metros cúbicos de agua albergaría Tanes; 5, Rioseco. Con posible 'efecto 2000', eso sí.