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J. M. Pardo

El Cantábrico, a 25 grados

La boya ubicada en El Musel recogió el martes este récord histórico. El 31 de julio el termómetro ya trepó hasta los 24,75

Domingo, 11 de agosto 2024, 02:00

Hubo un tiempo, y no muy lejano, en el que en Gijón lo habitual era ir a la playa con una chaqueta fina. También llevar un jersey para el fresco de las noches de verano. A algunos, incluso, se les tachaba de valerosos por entrar sin respingo ni duda a la mar de San Lorenzo. Pero actualmente, y casi sin darnos cuenta, todo lo expuesto parece desterrado del costumbrismo gijonés. El cambio climático ha llegado para quedarse, dicen, y si en un lugar se nota más su presencia es en la temperatura de las aguas superficiales del Cantábrico.

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La boya de Puertos del Estado en Gijón, ubicada en el exterior del puerto de El Musel, junto a la ampliación, registró el martes una temperatura de 24,83 grados, máximo histórico registrado en la bahía de gijonesa desde 2004, fecha en la que se instaló la boya. Ya el 31 de julio se había alcanzado un nuevo pico de temperatura con 24,75 grados.

El desglose de estos datos oficiales arroja algo que sorprende: en los últimos dos años se han batido las marcas de temperatura máxima en diez de los doce meses del año, con la excepción de noviembre (18,75 grados en 2014) y en diciembre (15,42 en 2011). En 2023 se batió el récord en enero (14,1), abril (18,9), mayo (21,27), junio (23,35), septiembre (23,8) y octubre (22,24). Por su parte, en 2024 se alcanzaron máximos históricos en febrero (14,13), marzo (16,37), julio (24,75) y agosto (24,83). Estas son cifras oficiales de la boya de Puertos del Estado, que también ofrece datos sobre el oleaje, el viento, la temperatura del aire, las corrientes, la salinidad de la mar y la agitación de la misma.

Así y todo, el servicio de Salvamento, a pie de playa, sitúa la temperatura del agua en 22,5 grados. Sea como fuere, es también una cifra muy alta en su escala de medición.

Por todos es sabido que la temperatura de la mar condiciona en gran medida el clima en tierra, así como la vida en el gran azul, por eso, cada vez es menos extraño el avistamiento de medusas en el Cantábrico asturiano, o que los pesqueros locales capturen ejemplares propios de otras latitudes, como viene pasando en los últimos años.

Rafael González-Quirós, director del Centro Oceanográfico, defiende que «el calentamiento global se ha trasladado a la mar, que ha absorbido el 90% del exceso del calor provocado por la generación de gases de efecto invernadero».

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César González-Pola, científico del Oceanográfico, apunta que «el verano pasado hubo olas de calor marino generalizadas en toda Europa y el pasado invierno mantuvo anomalías muy altas. Este verano repetimos el patrón, en las aguas oceánicas del Cantábrico estamos en un promedio de un par de grados por encima de lo normal. Puntualmente en días de poco viento se supera este valor».

Asimismo, indica que la falta de vientos del nordeste, predominantes en verano, y que hacen aflorar aguas más frías, «están fallando o siendo muy débiles, por lo que el aporte de aguas frías a la costa está siendo muy débil». A juicio de González-Pola, «a corto plazo el fin de la fase del Niño evento climático que se genera cada cierto número de años por el calentamiento del océano Pacífico) debería aliviar transitoriamente las temperaturas globales, pero realmente entramos en un escenario muy preocupante, cerca del 1.5 grados de anomalía global, y las previsiones no son perfectas».

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19 millones de metros cúbicos

«Tenemos actualmente flujos intensos con variaciones térmicas al alza, incluso podríamos achacar estos veranos en Asturias a estos efectos. Más calor emitido por el mar: más condensación, más vapor de agua y, por lo tanto, más brumas, más nieblas, más agostos nublados y más días lluviosos», apunta Luis Laria, presidente de la Coordinadora para el Estudio y Protección de las Especies Marinas (Cepesma).

«Circunstancialmente sucede esto a la corriente del Golfo, que genera la traslación de unos 19 millones de metros cúbicos al segundo de masa acuática. Esta corriente genera flujos y subflujos periféricos que inciden en la presencia de especies y la traslación de las mismas a áreas insospechadas», desgrana Laria.

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Curiosamente las últimas investigaciones hacen sospechar que este progreso constante del calentamiento del agua podría frenarse, puesto que la corriente del Golfo se está ralentizando con posibilidad de colapsar. «Si esto ocurre, Asturias, España y Europa sufrirán procesos fríos más abundantes, algunos extremos al no tener los vientos americanos y por lo tanto la corriente del Golfo», explica Laria.

«¡Está que quema!»

Y mientras tanto, los bañistas, ajenos a las injerencias de los gases de efecto invernadero y de la corriente del Golfo en la costa asturiana, disfrutan de un Cantábrico que «¡está que quema!», dice el ágora de La Escalerona.

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En San Lorenzo, Arbeyal y Poniente, pese a la existencia de días nublados, se siguen sucediendo los baños en el Cantábrico. Para Chiti Arbués, que se baña todos los días del año, «el agua está hasta más caliente que el año pasado, no me extraña que se bata el récord. Por estar, está caliente hasta el agua de la ducha».

Y a José Pedro Díaz, también bañista habitual de la playa urbana, además de la temperatura, le llama la atención lo limpia que está la mar: «¡Está que quema! Y además está limpia. Está siendo una buena temporada».

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