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El balneario de Las Carolinas, a la derecha, es el gran protagonista, junto a elementos reconocibles en la bahía. Paloma Ucha

Las Carolinas, la playa y una mítica ballena en el belén del Antiguo Instituto, en Gijón

Los belenistas han apostado este año por una recreación del arenal gijonés donde cuentan hechos ocurridos hace más de un siglo

Sábado, 6 de diciembre 2025, 01:00

Un viaje al pasado para recordar de dónde venimos, pero mirando hacia el futuro. Esa es una de las premisas del belén monumental 'Las Carolinas' que ayer se inauguró en la sala 1 del Centro de Cultura Antiguo Instituto, gracias a un ingente y siempre cuidado trabajo de la Asociación Belenista de Gijón. Un escenario de grandes dimensiones, como es tradicional en el 'buque insignia' de los belenistas gijoneses, centrado en el antiguo balneario Las Carolinas, el más grande que tuvo la ciudad y que fue construido en 1887 entre la escalera 3 y La Escalerona.

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Un enclave en torno al cual se concitan las figuras tradicionales de un belén pero con elementos diferenciales y muy reconocibles. La mula y el buey están dando calor al Misterio, ubicado a los pies del balneario, una maravillosa recreación de aquellos baños públicos de los que gozó la ciudad, hoy ya desaparecidos, pero muy presentes aún en la memoria histórica de la ciudad. San José, La Virgen María y el Niño en la playa San Lorenzo y los tres Reyes Magos, ya sin los camellos, adorando a Jesús, que reposa en el arenal forman parte del nacimiento. Junto a ellos, varios niños jugando en la playa. Figuras elaboradas por José Luis Mayo Nebrija y Daniel Alcántara, en su mayoría, que recobran vida hasta el próximo 7 de enero. «Hemos recreado al Gijón de aquella época a través de lugares y enclaves importantes para el discurrir de esta ciudad», destaca orgullosa Elvira Suárez, presidenta de la Asociación Belenista de Gijón.

«Que no se pierda la esencia»

Y para quienes ayer no acudieron, adelanta una sorpresa: «¿Recordais la expresión tan gijonesa de 'Vete a ver la ballena'? Pues aquí le damos respuesta y explicación». Efectivamente, una serie de carteles al modo antiguo y traducidos al asturiano, cuentan el suceso que aconteció en Gijón en 1895, cuando una ballena de 23 metros quedó encallada en la desembocadura del río Piles. Un hecho insólito que movió a cientos de gijoneses a comprobar el suceso y que dio lugar a la castiza frase que perdura hasta nuestros días. «Hemos colocado a siete figuras que contemplan al cetáceo y que incluso lo tocan».

No faltan las casetas playeras, sombrillas de la época, un mercado para la venta con toldos, barcos en altamar y una recreación del palacio de los Jove Hevia (actual Colegio San Lorenzo). El final del camino lo marca el colegio Santo Ángel, con una luz tenue que nos remonta a tiempos lejanos.

No faltan detalles con los que los visitantes disfrutarán. «Hay un barco cerca de la orilla en el que el rey Alfonso XII y su esposa, María de las Mercedes, desembarcaron para tomar los baños en este lugar. Y más de sesenta figuras, incluyendo animales (gaviotas, gatos, perros, burros...).

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«Este belén transmite ideas encontradas, elementos que aún perduran y otros que ya desaparecieron; jugamos con ello para que no se pierda la esencia». El historiador Agustín Guzmán acudió a la inauguración; antes, el párroco de San Andrés de los Tacones, Tino Badá, bendijo el belén. Como manda la tradición.

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