«Se necesitaría un centro social para personas mayores en cada barrio de Gijón»

-Al final, vuelta al San Agustín. ¿Era la mejor opción?

-Es que no había otra. Ya se lo dijimos cuando vinieron de la consejería a decirnos que nos cerraban, que lo mejor era seguir en el centro hasta que apareciera otra posible ubicación. Estábamos de acuerdo con que el alquiler era muy alto. Tampoco nosotros queríamos que hubiera que pagar esas cantidades...

-¿Qué les parecen las condiciones en que se ha renegociado el contrato de alquiler: cinco años prorrogables hasta quince y un 15% de rebaja?

-El tema de la rebaja ya nos lo había planteado el dueño del local cuando nosotros fuimos a hablar con él. Nos consta que estaba dispuesto a ello desde el primer momento. Estamos contentos, la verdad, porque tenemos una buena solución. Esto da margen para que busquen otro sitio alternativo. Algo tiene que haber.

-La consejera de Derechos y Bienestar Social admitió que se había equivocado. ¿Volvió a reconocerlo en la última reunión que mantuvo con la junta de gobierno del centro social?

-Sí. Ella pensó que iba ser mucho más fácil encontrar un local y se dio cuenta de que no. El error de cerrar fue grandísimo y nos trajo en vilo a todos, pero rectificar es de sabios.

-¿Fue duro ver cómo pasaban los meses sin vislumbrar una solución?

-Sí, porque el centro cumple unas funciones muy importantes, sobre todo para la gente con pensiones pequeñas. Por el verano fue distinto, pero la gente pasó un invierno muy malo, no tenían un sitio donde ir a hablar o echar la partida, ni donde recogerse del mal tiempo, no tenían nada. Pero nunca perdimos la esperanza.

-En cuanto pudieron, se organizaron. Recogieron firmas, organizaron una primera concentración en la plaza Mayor, y preparaban tres más que, afortunadamente, ya no fueron necesarias.

-Es lo que yo digo: en esta vida, si no se lucha nunca conseguiremos nada. Quedarse en casa no era una opción. Estoy casi segura de que si no hubiésemos actuado así ahora mismo no tendríamos la solución como la tenemos ahí. La concentración de mayo fue un éxito. Y ¿sabes qué?, para mucha gente era la primera vez en su vida que iba a una concentración. Mira, nunca es tarde para aprender ciertas cosas... (risas).

-El equipo de gobierno y la mayoría de los grupos de la oposición les respaldaron...

-Y les estamos tremendamente agradecidos. Ese apoyo, como el de EL COMERCIO, fue muy importante.

-Más del 26% de la población de Gijón tiene más de 65 años. La propia consejería considera preciso aumentar el número de centros sociales de personas mayores. ¿Es una necesidad urgente?

-Claro que sí. Con la cantidad de gente mayor que hay en Gijón, lo que hay es poco. Debería haber más centros. Cada barrio de la ciudad debería contar con un centro social para personas mayores. Con ellos se ahorra hasta en medicinas. Mejora la salud física y mental de las personas que acuden a ellos porque allí tienes alicientes y la gente tiene muchas ganas de aprender. Nosotros teníamos cursos de todo lo que te puedas imaginar, hasta de inglés, teatro, coro, excursiones todas las semanas y viajes.

-¿El de Gijón-centro es el mayor de los cuatro centros sociales para mayores del Principado en Gijón?

-Sí, con unas 20.000 personas éramos el mayor centro en número de socios y también de actividades. Había lista de espera para apuntarse a muchas de ellas.

-¿Ya están trabajando en la vuelta, en programar las actividades que arrancarán a partir de septiembre?

-No, todavía no. Hay que tener en cuenta que la covid está ahí todavía. Si se abre en septiembre como quieren, la gente tiene que saber que no va a ser abrir las puertas y recuperar la normalidad que había antes de la pandemia. Habrá que estar sujetos a unos planes de contingencia, a lo que diga Sanidad.

-Creo que la reapertura supondrá otra novedad, que el centro contará con nueva directora...

-Sí, porque el anterior director se jubiló en plena pandemia. La junta está para ayudar a la nueva directora en lo que sea mejor para el centro.