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Suárez-Ruiz, con el estudio de la playa de San Lorenzo. P. LORENZANA

«Aunque cerrara El Musel, el carbón seguiría llegando muchos años»

Isabel Suárez-Ruiz Responsable del estudio sobre el carbón en la playa ·

«Las manchas en San Lorenzo son molestas, una contaminación visual y estética, pero no peligrosas. La roca llega ya muy lavada»

RAMÓN MUÑIZ

GIJÓN.

Sábado, 19 de diciembre 2020, 00:46

Ha recogido 198 muestras de carbón y arena de San Lorenzo para analizar al microscopio. Isabel Suárez-Ruiz es jefa del laboratorio de Petrografía del ... Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbono (Incar) y sus conclusiones sacuden un debate que dura ya décadas en la ciudad.

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-Inició el estudio en 2018 con sus propios medios. ¿Por qué?

-Por unas declaraciones de la ministra para la Transición Ecológica. Dijo que el carbón se acababa. Al día siguiente lo comenté con mi colega, Dionisio Luis. Nosotros que tanto habíamos trabajando con el carbón y las industrias, ¿por qué no investigábamos su impacto en la costa asturiana?

-Y empezaron justo en Gijón.

-Sí, porque coincidió que esos días apareció una avenida de carbón en San Lorenzo y oye, si nos lo ponen en bandeja... Ahí empezó un trabajo apasionante que nos aportó mucho y bueno, excepto los ataques iniciales.

-¿A qué se refiere?

-Algunos políticos y no políticos se lo tomaron mal e hicieron declaraciones por las que no voy a decir que la investigación casi acaba detenida, pero se complicó.

-El debate estaba bloqueado por la ausencia de una muestra del carbón que llevaba el 'Castillo de Salas'. Se decía que sin eso no era posible verificar o descartar que lo que mancha la playa venga del barco hundido en 1986. ¿Cómo se las arregló?

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-Lo solucionamos pensando y tirando de experiencia. Sé cómo operan quienes venden, cargan y compran carbón. Han pasado 34 años del hundimiento del barco y no es posible disponer de esa muestra, pero el consignatario, el puerto de origen y el de llegada debían tener información. Es lo que busqué y encontré en el Archivo Histórico, en los tomos de las causas en el Juzgado de Instrucción y lo Penal.

-Esa documentación siempre estuvo ahí. ¿Qué aportaba?

-Las empresas que compran carbón, reciben carbón y sus datos analíticos, que confirman lo adquirido. Eso es lo que buscaba y encontré para todos los tipos de carbones que traía el 'Castillo de Salas', por ejemplo, 10.497 «toneladas largas» que iban en la bodega 8, la fecha de carga, tipo de carbón, a quién iba consignado...

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Una masa sedimentaria

-Lo que le permite decir que la mayoría de lo que llega a San Lorenzo procede de otra parte.

-Sí. En el barco había cuatro tipos distintos de carbón y a la playa hemos llegado a encontrar hasta 13. Además, detectamos antracita, coque y grafito, materiales que no iban en el barco. Tenemos 198 muestras, las pasamos al miscroscopio y nos quedaremos una fracción de cada una. El resto lo devolveremos a la playa.

-¿Qué cree que pasó con el carbón que llevaba el barco?

-Se habrá alterado, medio desintegrado y puede aparecer aún en la playa. Se ha unido a la masa sedimentaria que hay entre la playa y el puerto, a la que se añade lo que cae de los muelles.

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-¿Cuánto tiempo lleva en el mar el carbón que llega a la playa?

-Hay de todo. Lo que llega no se descargó en el puerto la semana pasada. Estamos encontrando pizarras carbonosas y eso tenemos claro que procede del lavadero de Mina La Camocha, así que como mínimo tienen 12 años.

-Aunque cerrara El Musel, ¿el carbón seguiría llegando?

-Sí, claro, tardará muchos años en desaparecer. Entre la playa y el puerto hay carbón sedimentado. En el Incar teníamos una batería de coque semi-industrial y el manejo del carbón y coque dejó unos 10.000 metros cuadrados bastante contaminados por esos materiales. Cuando mueves carbón tiende a dispersarse, no necesitas ni una ventolera ni que lo manipules mal. Solo con moverlo, se esparce. Hace 20 años que se cerró la batería del Incar y todavía aparecen restos.

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-¿Es el de Gijón un caso único?

-Uy, no. Las de Mozambique meten miedo. En Colombia pasa en Santa Marta, zona turística. Antes de dejar zarpar al barco los buzos repasan el casco, para asegurar que no lleva nada más, y esos buzos denuncian que el fondo está lleno de carbón y está llegando a las playas turísticas.

-¿Cómo han resuelto el problema en otras partes?

-Lo abordaremos en la fase final de esta investigación sobre el litoral asturiano, pero necesitaremos tiempo. Somos solo tres personas y una se jubila en un año.

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-Se ha dicho que este era un problema estético, que no entrañaba peligro para el ecosistema.

-No se puede echar el carbón al mar porque eso puede ser un delito ecológico. Una vez dicho esto, no he estudiado el que está bajo el agua. El que llega a la playa cumple los límites que la normativa autonómica establece a elementos inorgánicos en suelos recreativos. Nos hemos encontrado, eso sí, un alto contenido en renio que investigamos.

-¿Las manchas no son buenas pero tampoco peligrosas?

-No es peligroso. En este caso, es una contaminación estética, visual y hace daño al turismo que se quiere fomentar porque a nadie le gusta poner una toalla encima de él. Llega muy lavado por el mar y ni siquiera mancha.

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-Hay quien teme que su estudio cueste puestos de trabajo.

-Eso es demagógico. No se trata de que no operen en el puerto, sino de que lo hagan poniendo los medios que existen para dejar de contaminar, que los hay.

-Como científica, ¿qué reflexión hace al saber que llevábamos años culpando al barco?

-Que hay que salir de las especulaciones y apostar por la ciencia y los datos.

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