Toda la cultura de Gijón en un clic

Entre la tradición y la vanguardia hay muchos universos y todos estarán conectados, a partir de ahora, por un hilo invisible, que lleva el nombre de Vía Gijonesa. Este es un modelo cultural moderno que nace en la ciudad, con el objetivo de convertirla «en una auténtica referencia en Asturias, España y Europa», tal y como desea la concejala de Cultura, Montserrat López Moro. Tiene claro que esta iniciativa «mira hacia dentro sin excederse en lo introspectivo y se abre al exterior como un dinamizador social de primer nivel».

El corazón de la Vía será, por supuesto, Tabacalera y junto a ella estarán la Casa Natal de Jovellanos y el Palacio de Revillagigedo, pero este proyecto no se adscribirá únicamente a la zona centro, sino que se extenderá por los barrios, gracias a lugares como el Palacio de San Andrés de Cornellana, una residencia de artistas que «lejos de actuar como una isla creativa, se integra en la trama social».

Asimismo, la cultura continuará salpicando Gijón a través de la red de museos, en la que se encuentran, entre otros, el Museo del Ferrocarril, el Nicanor Piñole y las Termas Romanas de Campo Valdés. Todos ellos enhebrarán el hilo invisible que conecta la cultura de extremo a extremo de una ciudad, en la que será imposible no caer en las redes de la historia y del arte. Y, cuidado, de ellas nunca se sale.

El Revillagigedo albergará una exposición con fotografías de la ciudad desde el siglo XIX hasta los ochenta

Los ojos se pierden cuando miran las calles confusas que revelan las fotografías antiguas de Gijón. Corrida, Moros, Munuza y Jovellanos serpentean un mapa que resulta irreconocible para quienes hoy recorren este paisaje, en el que ya no quedan ni tranvías de mulas ni perros sin amo ni una maroma a la que agarrarse para protegerse de la fiereza del Cantábrico. En marzo todo ese pasado volverá al presente en el Palacio de Revillagigedo, gracias a una exposición –propuesta por el Ayuntamiento al patronato de la Fundación Cajastur– en la que se podrá viajar a través de las instantáneas desde mediados del siglo XIX hasta los años ochenta.

El Muséu del Pueblu d'Asturies aportará el 90% de las imágenes de sus propios fondos, en los que atesoran «dos millones y medio de fotos», tal y como cuenta Joaco López, su director. «Vamos a mostrar la evolución de la ciudad y de su entorno, así como a la sociedad gijonesa», explica. Habrá fotografías desde 1858, «cuando se estableció Alfredo Truan en la ciudad», hasta las más recientes, de hace cuatro décadas, que permitirán apreciar el trabajo de fotoperiodistas como Joaquín Bilbao.

Es tan inmenso el tiempo que abarcará esta muestra –130 años– que dará la sensación de que son «muchas exposiciones diferentes dentro de una», aunque todas tienen en común que su protagonista es Gijón. «Se van a ver los espacios más significativos como el Musel, el Puerto y las estaciones de ferrocarril». Pero también habrá retratos «porque la fotografía en su mayor parte está dedicada al retrato».

Entre todas esas imágenes, habrá algunas que no se habían mostrado nunca como el archivo de Félix Hatre (1864) y el de Gonzalo Vega (1920), de quien el Pueblu d'Asturias guarda unas 300.000 instantáneas «que casi no se conocen». Son tesoros en mayúsculas que compartirán protagonismo con imágenes artísticas y con tarjetas postales, lo que dará lugar a una muestra «a la que la gente podrá ir muchas veces» y, en cada visita, descubrirá un detalle nuevo, una historia diferentes que abrazar.

Tienen previsto además mostrar álbumes hechos entre mediados del XIX y mediados del XX, así como muchas imágenes pertenecientes a la colección de los Vinck. Esa ingente cantidad de fotografías se complementará con un audiovisual, que permitirá ver «fragmentos de películas familiares de los años veinte y treinta, en los que se van a poder observar imágenes en movimiento» de aquel Gijón que se enreda ante los ojos de quien lo intenta reconocer. Necesita de tiempo esta exposición porque, si uno se para y recorre con la retina cada centímetro de cada imagen, acabará por descubrir algo conocido: el viejo faro del Cerro, los mástiles de aquellos barcos que crujían con el viento o la silueta de esa Cimavilla bulliciosa, que celebraba a sus vírgenes de los Remedios y de la Soledad. Las dos ahí siguen, viendo pasar el tiempo, mientras sus vecinos vienen y van e intentan descifrar lo que fueron. Ellas verán lo que serán.

Diez nuevos residentes del Palacio de San Andrés llevan la creación a lugares disparatados y necesarios

El arte necesita volar, expandirse, llegar lejos. Pero el arte también necesita de un suelo, en el que poder echar la raíz y resistir así a los zarandeos del viento y de la vida. El Palacio de San Andrés cumple ese papel de tierra firme, gracias a las residencias que ofrece para creadores, a las que ahora se unen diez nuevos nombres. El primero, el del asturiano Pablo Casanueva, quien con su proyecto 'Ocle', atenderá a cuestiones geológicas y humanas. Su investigación, que tiene mucho de mar, compartirá techo y paredes con 'Correspondencias', de David Esteban Ferrando. Él echará mano de arte sonoro, fotografía, cine experimental y narración literaria para zambullirse dentro de sí mismo, mientras que Juan Gama mirará hacia la ciudad en su 'Xixón-ancias', una propuesta en la que construirá un nuevo relato de Gijón.

Quizá en ese lugar sople el viento que Raquel González en 'El temor se desvanece en su permanencia', atrapa a través del arte sonoro. A su vez, Ana Matey en 'Paisaje-lenguaje' se cuestiona la manera de habitar el entorno y Mónica Mura, en 'Ser soníu' sigue en su línea, al trabajar alrededor de los cencerros asturianos y las mascaradas.

Fija la vista en la gente como lo hace Guillermo Braga en su 'Grand Mal', un proyecto que estudia las expresiones y gestos de un grupo de personas ante situaciones límite. El terror y los nervios afilados dejan paso en 'La ternura', de Denise Sánchez, a una estética del cuidado. Belleza inevitable que Cristóbal Andrés Santa María transforma en 'Cuestión de tiempo' en el influjo de la edad en la danza.

Por último, Inés Santos aborda y araña las problemáticas de la Generación Z en 'Transparentar'. Con esta pieza que baila alrededor de la salud mental, crea una experiencia poética, en la que demuestra que la juventud necesita de alguien que le preste atención y le dé un lugar seguro en el que guarecerse y crecer. Tan seguro por lo menos como este, El Palacio, en el que se puede echar la raíz sin miedo a que el viento –ni nadie– arrastre y zarandee.

Salas de exposiciones, un auditorio y una sala multidisciplinar, entre otros espacios, para el futuro gran complejo cultural de Gijón

La historia de Tabacalera empezó a escribirse hace cuatrocientos años. Haría falta un libro entero –y de los gordos– para contar con detalle todos los episodios que se vivieron entre esos muros, pero como esto solo son dos páginas –y con mucha foto– habrá que resumirla en unas pocas palabras. Convento de las Agustinas Recoletas. Desamortización. Fábrica de Tabacos. 1.500 trabajadoras. Julio de 2002. Cierre. Silencio. Silencio. Silencio. Y por fin ruido. Porque sí, después de veintidós años de la clausura de aquella industria emblemática para Cimavilla, por fin este edificio tiene un futuro y de los buenos.

El Ayuntamiento planea abrirlo convertido en un complejo cultural a lo largo del año 2027. Y allí dentro habrá de todo porque este inmueble de 12.995,89 metros cuadrados, va a sumar otros 1.500 de espacios ajardinados que servirán de conexión entre el barrio alto y el Cerro de Santa Catalina. Pero vayamos por partes porque aquí dentro habrá prácticamente de todo, gracias a sus imponentes dimensiones, que darán la bienvenida a los visitantes con un vestíbulo compartido entre el edificio histórico y los dos nuevos que se levantarán.

Ese solo será el comienzo, ya que la planta baja estará dedicada a mostrar la historia de Gijón, haciendo especial hincapié en los restos que allí mismo se encuentran, en los que se mezclan vestigios de diferentes épocas, pues hay un aljibe romano, restos del convento de las agustinas recoletas y elementos industriales.

Ese recorrido por el pasado será solo el aperitivo, ya que al ascender a la segunda y a la tercera planta, el visitante se dará de bruces con las exposiciones dedicadas al arte contemporáneo, demostrando que Tabacalera aúna pasado y futuro. A todos esos lugares, hay que sumar la imponente iglesia Barroca que se convertirá en un espacio polivalente para todo tipo de expresiones culturales y la antigua vicaría, que se dedicará a usos administrativos ligados al centro de arte.

En cuanto a los dos nuevos edificios adyacentes, cabe destacar que albergarán un auditorio con aforo para 400 personas y seis salas expositivas, así como espacios de trabajo para servicios culturales del Ayuntamiento. Con todo ello, el pasado mes de julio durante la presentación de este proyecto arquitectónico, la concejala de Cultura, Montserrat López Moro, aseguraba que Tabacalera va a ser «un transatlático cultural en el contexto nacional e internacional». Solo queda entonces esperar que pasen los meses, que el barco zarpe y que las aguas del arte viajen desde la orilla de San Lorenzo hasta cualquier costa del mundo.

Ros Boisier se acerca al primitivo bosque asturiano de Muniellos y a su imaginario simbólico, como refugio para la vida y su diversidad, mediante una investigación experimental sobre las características técnicas de la fotografía y el vídeo y sus posibilidades alegóricas de registro, representación y percepción visual.

Una exposición organizada por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Gijón y el Principado.

Antiguo Instituto. Del 19 de septiembre al 13 de octubre.

Alberto Velasco vuelve a agarrarse las faldas y a agitarlas para caldear la llegada del otoño. En su espectáculo 'Mover montañas' echa mano de la cultura popular española, esa que está plagada de refranes certeros, de dulzainas, de castellers, de romerías, de canciones de vendimia y de batas de cola que se mueven al son de los taconeos. Con su cuerpo y su conciencia contemporánea esquiva la política y se sumerge en el espíritu de las artes populares que empapa España de norte a sur y de este a oeste. Además Velasco impartirá el día 21, a las 10.30 en el Antiguo Instituto, una clase magistral titulada 'La (difícil) tarea de ser uno mismo' y ese día, a las 13, se proyectará su corto 'El rey de las flores'.

En el Centro de Cultura Antiguo Instituto. El 20 de septiembre, a las 20 horas.

Ana Morales subirá al escenario su espectáculo 'Peculiar (redux)' en el que afirma, reivindica y sitúa su última creación dentro del universo singular de su danza, que escapa a cualquier clasificación normativa, a cualquier interpretación reductora o tranquilizadora. Ella se sale de los caminos trillados y rompe con todos los academicismos.Antiguo Instituto.

El 21 de septiembre, a las 19 horas.

Más allá de 'Mover montañas' y 'Peculiar (Redux)', Escena Xixón acogerá los espectáculos 'Zapateando de Sarasate', de Antonio Perea (18 de septiembre, 18 horas, Antiguo Instituto) y 'Gallo rojo, gallo negro', de Paula Suárez de la Concepción (28 de septiembre. A las 13 horas en el Centro Municipal de Pumarín y a las 18, en la Ciudadela). También el 28, a las 20 horas, en el Antiguo Instituto, María Moreno representará 'o../o../.o/o./o. (soleá)'.

También habrá un taller sobre los palos del flamenco (21 y 22 de septiembre, a las 16.30 y 12.30, respectivamente, en la Ciudadela) y el día 22 en el Antiguo Instituto, otro sobre 'Flamenco y la conciencia del movimiento'. El día 29 (10.30 y 13 en el Antiguo Instituto), un laboratorio de danza flamenca.

Escena Amateur, el programa de teatro aficionado, ofrecerá 'La Iliada', de Sin Remilgos, (14 de septiembre, 19 horas, en el Centro de El Llano); 'Al final de la caleya too llega', de Padre Coll (19 de septiembre, 19 horas en El Llano) y 'Gira 2024', de La Factoría Xperience (26 de septiembre, 19 horas CMI de Gijón Sur).

A las artes escénicas, habrá que sumar la proyección del documental del mes que, esta vez, será 'Hágase tu voluntad', de Adrián Silvestre. Se podrá ver el día 17 de septiembre, a las 19 horas, en el Antiguo Instituto y online hasta el día 27, a través de la plataforma online del Documental del Mes.

A todo esto, hay que sumar la presentación del libro 'Yo bailo', de María Moreno, a la que se podrá asistir el día 29, a las 12.30 horas, en el Antiguo Instituto.

La exposición 'Canteros del sonido' se despide con las conferencias 'La Cítola del British Museum. Origen y contexto', a cargo de Antonio Franco (19 de septiembre, 19 horas, en el Antiguo Instituto) y con 'Medievalia musical asturiana', a cargo de Héctor Braga (26 de septiembre, 19 horas, Antiguo Instituto).

También el 19 de septiembre, en el Museo del Ferrocarril, tendrá lugar una conferencia, a cargo de José Antonio Gómez, titulada 'El ferrocarril de las minas de Riosa'.

Estos aprendizajes dejarán paso a la ciencia con el talles de ciencia cuidada (24 y 25 en la Escuela de Comercio) y con el Ciclo de Cine Científico, que organiza proyecciones del 16 al 19 en la Escuela de Comercio, con títulos como 'Asturias, refugio climático', 'Los secretos del planeta', 'Des-extinción' y 'Hermanos del mar'.