'Gelita la Polesa', la fallecida de 92 años del brote de Cimavilla

«Una persona alegre, extrovertida, familiar, a la que le encantaba jugar a la lotería tanto en el Cerro como los fines de semana en la residencia de San Pedro. Nunca fallaba a sus comidas del domingo con sus amigas del barrio y presumía de sus sobrinos, ya que fueron los hijos que nunca tuvo». Así recuerdan sus familiares a Josefa Ángela García Álvarez, 'Gelita la Polesa', que falleció ayer a los 92 años en el Hospital de Cabueñes tras una semana ingresada después de caer contagiada por el brote de covid en la residencia Cimadevilla. Su funeral se celebrará hoy a las 5 de la tarde en San Pedro.

Gelita, nacida en el mismo barrio pesquero gijonés, era viuda de Joaquín Pérez Suárez, al que apodaban 'El Caballitos' por regentar un tíovivo con el que visitaba las principales ferias asturianas. Ella le acompañaba en la labor de entretener a los más pequeños con el carrusel.

El fallecimiento de Gelita ha estado rodeado de cierta confusión. El miércoles, la Consejería de Salud envió un comunicado en el que daba cuenta de los brotes de covid registrados en Asturias entre el 26 de enero y el 2 de febrero. Entre ellos destacaba el de Cimadevilla, con 22 afectados: 17 usuarios y cinco trabajadores. En el mismo documento se señalaba que en el geriátrico había habido un fallecido por el virus.

La noticia se difundió rápidamente por los círculos cercanos a los residentes del centro. La propia familia de García Álvarez recibió muchas llamadas de su entorno para saber si se trataba de ella, al estar ingresada en Cabueñes. Al no ser así, cundieron las dudas y las especulaciones sobre la identidad del fallecido.

Ayer se supo, no obstante, que la única residente fallecida ha sido Gelita (murió poco después de las siete de la mañana), por lo que todo apunta a un error de la Consejería de Salud, que no ha hecho ninguna aclaración a las preguntas planteadas por EL COMERCIO sobre qué les llevó a señalar un fallecimiento en la nota del miércoles.

Fuentes cercanas al geriátrico señalan que, no obstante, la mayor parte de los usuarios contagiados no muestran «síntomas graves». Todos los internos y los empleados fijos habían recibido las dos dosis de la vacuna. En concreto, la segunda inyección se administró el 19 de enero. En teoría, según los ensayos médicos, a la semana de recibir el segundo pinchazo se obtiene ya una inmunidad casi total al virus. Pero en el caso de Cimadevilla el brote se localizó diez días después, el pasado 29 de enero.

En la residencia, antiguamente la casa rectoral de San Pedro, también viven tres sacerdotes, entre ellos el propio párroco de la iglesia, Javier Gómez Cuesta. No obstante, ninguno está contagiado, según ha confirmado a este periódico.