Gijón exprime hasta la útima gota de agosto

Dentro de una semana será septiembre y en los gimnasios habrá una avalancha de nuevos matriculados y en las casas, un aluvión de buenos propósitos para el próximo curso. Pero no hace falta adelantar acontecimientos, todavía es agosto y por delante quedan siete días, en los que estar en casa casi que será un pecado, en vista de todos los planes que ofrece Gijón. Ayer miles de personas se echaron a las calles, a pesar de la lluvia, para disfrutar de la Fiesta de la Sidra Natural que dejó una estampa de lleno absoluto –bajo los paraguas– en el Muelle.

Por el Mercadín pasaron gijoneses y turistas de todas las edades a lo largo de la jornada y, después de ver tantos productos relacionados con la manzana y con nuestra bebida autóctona, fueron muchos los que se animaron a completar la experiencia, acercándose a las sidrerías a tomar unos culinos.

Lo de sentarse en la cuesta del Cholo no pudo ser –estaba empapada– ni tampoco lo de coger sitio en las terrazas sin atechar. Eso sí: en las de la Ruta de los Vinos y Cimavilla, que sí hay toldos, era casi un milagro encontrar una mesa, pero, una vez estaba conseguido el huequín para posar los vasos, había pocos placeres comparables.

Y esa satisfacción al encontrar mesa se repitió ayer –de día y de noche– en el Oktoberfest, en el Parque de los Hermanos Castro, donde también se vivió una jornada frenética. Litros y litros de cerveza corrieron por una carpa, en la que tampoco faltaron las salchichas y los pretzel para completar la auténtica experiencia alemana.

Hoy tocará seguir disfrutando de estos planes que se extenderán durante toda la semana porque, por mucho que septiembre aceche, en Gijón seguirá siendo imposible quedarse un sábado en casa. No hay más que ver que en esta ciudad, incluso en pleno diciembre, las terrazas están llenas. Lo de apuntarse al gimnasio, comer mejor y utilizar menos el móvil, ya se empezará en octubre, que el calendario dice que hasta el día 21 sigue siendo verano.