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«Los hechos denunciados no ocurrieron tal como relató en su denuncia»

Los agentes confirmaron que en el momento en el que ella dijo haber sido secuestrada en La Calzada estaba en una gasolinera de Ribera de Arriba

MARCO MENÉNDEZ

GIJÓN.

Miércoles, 4 de agosto 2021, 00:59

Los investigadores de la Guardia Civil pusieron en duda desde el primer momento la versión dada por Florentina C., de 51 años y vecina de Piloña, que según denunció había sido secuestrada por un hombre cuando circulaba con su vehículo por la avenida del Príncipe de Asturias, en La Calzada, tras regresar de visitar a su padre en el Hospital de Jove, el pasado 20 de junio. Había muchos detalles que no les cuadraban a los agentes desde el hallazgo mismo de la víctima, como la forma en la que tenía atadas las manos cuando fue localizada en el interior de su propio coche.

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Todo comenzó la noche del 20 de junio, cuando la Benemérita recibió la llamada de una joven alertando de que su madre estaba secuestrada y maniatada en la cabina de un camión en la localidad de Santa Águeda (Ribera de Arriba). Además, el vehículo era propiedad de un hombre que había sido pareja sentimental de su madre. Una patrulla del puesto de Soto de Ribera acudió al domicilio del hombre y los agentes pudieron comprobar que la mujer no estaba en la cabina de su camión. Los guardias civiles tuvieron que llamar de nuevo a la joven, quien entonces les indicó que su madre estaba en su propio coche, en las inmediaciones del domicilio de la expareja. De esa manera se pudo localizar a la supuesta víctima, en un camino rural próximo. Estaba sentada en el asiento del conductor, con las manos atadas al volante con un cordón del que colgaban dos bridas de plástico completamente cerradas. Los agentes se sorprendieron porque dichas bridas «no ejercían ninguna función».

La mujer declaró que había sido abordada por un desconocido en el barrio de La Calzada, alrededor de las 17.20 horas. Según su relato, con coacciones y amenazas le indicó que circulara hasta las afueras de Gijón y, una vez allí, el desconocido se sentó al volante, a la vez que le tapaba los ojos con un pañuelo. A continuación, la llevó hasta el lugar donde fue encontraba.

La historia también llamó la atención de los agentes, que se pusieron en contacto con la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Oviedo, que encargó la investigación al Equipo de Delitos contra las Personas. Las pesquisas fueron laboriosas, si bien los agentes pudieron tomar declaración a varios testigos que situaban a la mujer en la tarde de los hechos en una estación de servicio ubicada en el Alto del Caleyo (Ribera de Arriba). Allí comprobaron que en las cámaras de seguridad había quedado registrado cómo la supuesta secuestrada había estado comprando en la tienda e, incluso, lavando el coche, «sin observar un comportamiento anómalo». Además, los agentes verificaron que la mujer no estaba acompañada.

Intencionalidad

Tras recopilar todos los datos y tomar declaración a testigos y víctima, los investigadores concluyeron que «los hechos denunciados por la mujer no ocurrieron tal como relató en su denuncia, apreciando una clara intencionalidad de implicar en el supuesto secuestro o detención ilegal a su expareja sentimental».

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Ante esta situación, la Guardia Civil decidió tomar manifestación en calidad de investigada a la mujer como supuesta autora de un delito contra la Administración de Justicia, de acusación y denuncia falsas y de simulación de delitos. Las diligencias fueron remitidas al Juzgado de Instrucción número 1 de los de Oviedo.

El pasado 22 de junio, tal y como publicó EL COMERCIO, la supuesta víctima indicaba que «estoy aterrorizada, fue un susto tremendo, llevo sin dormir dos días...». Es más, relató que durante el secuestro «no me atrevía ni a moverme, me quedé paralizada, asustadísima, no sabía qué me iba a hacer...». Llegó, incluso, a asegurar que el secuestrador tenía acento latinoamericano.

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Ahora, según las investigaciones de la Guardia Civil, parece que todo fue un ardid con el que perjudicar a su expareja sentimental, pero lo burdo de las ligaduras con la que estaba atada al vehículo de su coche hizo sospechar a los investigadores.

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