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Los inspectores de EMTUSA detectan más fraudes con las tarjetas al retomar sus controles
Los once revisores vuelven a subirse a los autobuses de línea tras la pandemia e incorporan entre sus filas a la primera mujer, Nieves Romero
M. MORO
GIJÓN.
Jueves, 25 de noviembre 2021, 00:56
Los inspectores de EMTUSA han vuelto a subirse esta semana a los autobuses de línea para realizar controles aleatorios de billetaje y comprobar que los viajeros han abonado su trayecto ya sea con dinero o con el bonobús. No lo hacían desde hacía un año y ocho meses por las medidas de protección adoptadas con motivo de la pandemia.
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El regreso de los revisores tras una larga temporada de ausencia está sacando a la luz un considerable aumento de los fraudes con las tarjetas de transporte. La picaresca más extendida es la protagonizada por usuarios que no son los titulares de las tarjetas y se aprovechan de los viajes cargados por otras personas con las que suelen tener algún tipo de vínculo familiar. En estos casos de uso fraudulento el inspector retira la tarjeta y conmina al viajero a pagar el billete si quiere continuar el trayecto.
También se ha detectado alguna incidencia de personas que viajaban sin haber pagado el billete y que se habían colado por alguna de las puertas traseras. Como sucede con aquellos que son pillados con una tarjeta de transporte que no les corresponde usar el revisor les invita a abonar el precio del billete o a bajarse en la siguiente parada.
La vuelta de los controles en los autobuses urbanos está permitiendo destapar casos de fraude que desde marzo de 2020 se venían pasando por alto ante la imposibilidad de los conductores de detectarlos. Sobre todo en la franja de edad entre los 26 y los 65 años.
EMTUSA cuenta en este momento con un equipo de once inspectores. La gran novedad es que desde el pasado mes de julio se ha unido a ellos Nieves Romero Dizy, la primera mujer que desempeña esta labor en la historia de la empresa municipal de autobuses. Nieves, de 51 años, fue durante 14 conductora de la línea 1 (Hospital de Cabueñes. El Cerillero). Para lucir la chapa de inspectora en la solapa de su chaqueta quedó la primera en los exámenes. «Quería servir a los clientes de otra forma, asegurarme de su bienestar, atender sus dudas y quejas y resolver posibles conflictos, algo de lo que antes no me podía ocupar al tener que estar pendiente de cumplir un horario», señala.
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Nieves explica que durante la pandemia los inspectores no realizaron controles de billetaje ni se pasearon por los autobuses pero sí estuvieron trabajando en la calle y en las cocheras de EMTUSA, donde está la sala desde la que se monitoriza y controla toda la flota de autobuses.
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