José María Landa | Presidente del Real Club Astur de Regatas
«Tenemos el privilegio de la ubicación, pero el desgaste es continuo»«Estamos intentando dar más vida a la sede de Corrida con actividades como cursos de cocina y charlas culturales»
El deporte náutico está viviendo un momento dulce en la ciudad. No sólo en cuanto a la vela, sino también aquellos deportes de tablas y ... remo. Lo saben bien en el Real Club Astur de Regatas, pues en sus instalaciones de Santa Catalina guardan más de un centenar de tablas de todo tipo y piraguas de mar. En cuanto a la vela, sus instalaciones de Fomento se les han quedado pequeñas y trabajan para poder compartir espigón con la Federación Asturiana de Vela. El presidente del club es José María Landa (Madrid, 1972). Rápidamente apunta que «nací por accidente en Madrid, porque mis padres en aquel momento trabajaban allí», pero siempre vivió en Gijón. Lleva un año al frente del Real Club Astur de Regatas y considera que el balance, tanto a nivel social como económico, es «muy positivo».
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–Ha cumplido el primer año como presidente. ¿Qué balance hace?
–Creo que es muy positivo. El lunes tuvimos la asamblea anual de socios y hemos cerrado el año con más de 4.200.000 euros de ingresos totales y un beneficio de 211.000 euros. El presupuesto que hemos presentado para este ejercicio va en la misma línea, con un pequeño incremento, pues esperamos cerrar el año con 4.400.000 euros de ingresos y un beneficio de cerca de 200.000 euros. Eso en cuanto a la gestión económica, pero creo que a nivel social hay un clima bastante cordial y una satisfacción general. De hecho, en la asamblea las cuenta se aprobaron por una amplísima mayoría, pues había unos 70 socios y solamente hubo cuatro votos en contra.
–En esa asamblea hizo un repaso a las obras que realizaron. Algunas fueron importantes, ¿no es así?
–Sí, el año pasado terminamos la obra principal de renovación de toda la cubierta y de toda la fachada norte. Esa es la que da al mar, no se ve desde Gijón, sólo desde la mar. Mucha gente no era consciente de que estaba en un estado muy precario, porque en esa zona la mar embiste directamente y la fachada sufre muchísimo. Es una obra bastante importante para nosotros y la terminamos el año pasado. También el año pasado empezamos otra actuación que era muy demandada en el club y era la renovación de todos los vestuarios, pues tenían muchísimos años. Creo que han quedado razonablemente bien, porque la hemos terminado hace unos días, con los últimos remates del vestuario femenino. Ya está terminado y creo que la satisfacción también es bastante generalizada.
–¿Y qué obras tienen previsto afrontar este año? Hace unos días se pudo ver a unos operarios arreglando el exterior de la piscina...
–Lo que son obras de mantenimiento habitual, pequeñas reparaciones, son constantes. Tenemos el privilegio de esta ubicación, pero eso también lleva algunos inconvenientes, como el mantenimiento y el desgaste, que son continuos. Entonces, las inversiones, aunque muchas veces no se ven, porque no son grandes obras, incluyen el mantenimiento diario. El ejemplo que ponía es que tuvimos que reforzar toda la esquina de la piscina, porque también estaba en un estado muy precario. Hay que recordar que hace unos doce años casi se cayó el club abajo. Pero sin llegar a tanto, todos los años tenemos que hacer pequeñas inversiones para mantenerlo, porque el desgaste es muy importante. Además de eso, estamos haciendo continuamente inversiones en toda la parte de hostelería, que tampoco se ven. Son inversiones importantes y hemos renovado los hornos, las cámaras frigoríficas, las máquinas lavaplatos...
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–¿Y alguna obra de enjundia?
–A parte de todo esto del mantenimiento diario, para el futuro tenemos algunas ideas y estamos trabajando sobre ellas. Todavía no las podemos concretar, lo haremos cuando las tengamos un poco más avanzadas, pero son para mejorar las instalaciones tanto de Santa Catalina como las de la calle Corrida.
–¿De las dos, la de Santa Catalina es la más utilizada por los socios?
–Sí, con diferencia. La de la calle Corrida es una cafetería con una zona de juegos de mesa, un salón y una zona de televisión. Estamos intentando darle más vida y por ejemplo antes no había comida y ahora hemos puesto pequeñas cosas para tapear, con lo que pueden tomarte un aperitivo. También hemos puesto nuevas actividades, como cursos de cocina que han tenido mucho éxito, un bingo solidario en Navidad y charlas culturales de todo tipo. Pero el 90% de los socios usan Santa Catalina, aunque nuestra sede social sea la calle Corrida. Pero tenemos una tercera sede que es bastante desconocida y es la escuela de vela de Fomento.
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–Están negociando con la Federación de Vela ¿no?
–Tenemos una concesión con la Autoridad Portuaria donde la antigua Motonáutica. Es una escuela por la que pasan más de 500 niños al año, de los que el 40% no son socios del Club de Regatas. Es una escuela abierta a todos los niños de Gijón y nos gustaría poder ampliar nuestras instalaciones, porque nuestra razón de ser es fomentar la vela. Tuvimos una primera toma de contacto con el Ayuntamiento de Gijón y la Federación de Vela para poder utilizar el espigón, donde también va a ir la sección de piragüismo del Grupo Covadonga. Estamos estudiando a ver si podemos hacer hueco para poder ampliar nuestras instalaciones.
–Pero ese edificio no es muy grande ¿no?
–Sería sólo en el espigón, que son cerca de 3.000 metros cuadrados. Creo que hay sitio de sobra para poder darle mayor uso.
–¿Cree que los gijoneses son conocedores de la posibilidad de que los niños puedan practicar la vela en el Club de Regatas?
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–Pasan cerca de 500 niños todos los años por nuestra escuela. Tenemos un convenio con el Patronato Deportivo Municipal para dar cursillos de vela y otro con el Grupo Covadonga. No sé si la escuela es suficientemente conocida, pero desde luego la tenemos hasta arriba. Con las instalaciones que tenemos, poco más podemos hacer, por eso queremos crecer un poco más.
–Antes hablaba de la parte de hostelería del Club de Regatas. Es una de sus principales fuentes de ingresos ¿verdad?
–La mitad de nuestro presupuesto lo cubren las cuotas sociales y la otra mitad son ingresos de hostelería.
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–Ustedes albergan bodas, banquetes, celebraciones y fiestas...
–Es verdad, hay muchísimas fiestas y con muchísimo éxito. Pero hacemos fiestas para los socios y sus invitados, como Nochevieja, Reyes y Carnaval. Luego hacemos las verbenas tradicionales de verano, que siempre vienen actuaciones conocidas. Tienen muchísima demanda.
–De ahí también sacarán importantes ingresos, ¿no?
–No lo hacemos desde un punto de vista económico, sino para dar actividades a nuestros socios. Si tenemos una actuación que tiene un coste importante, eso no lo vamos a recuperar con la fiesta. Lo hacemos simplemente porque si el socio paga todos los meses una cuota nosotros queremos que por lo menos tenga unas buenas fiestas.
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–¿Cuántos socios son actualmente en el club?
–Somos unos 4.000 de número. Se divide en 2.000 socios titulares, es decir, como cabeza de familia, luego están los cónyuges, que son otros mil, más o menos, los hijos de socios y los socios honoríficos, que son aquellos que tienen más de 80 años y 40 de antigüedad. Sumando toda la masa social somos unos 4.000.
–¿Los socios honoríficos ya no son de número?
–Sí, pero lo que ocurre es que dejan de pagar la cuota mensual.
–¿Cuántos son?
–Unos 110.
–¿La pandemia afectó al Club de Regatas?
–Algo se notó, pero no fuimos de los más afectados. Hubo alguna baja social, pero se notó más en el incremento de los costes, sobre todo de la energía, con las subidas de la luz y del gas. También la subida de las materias primas. Todavía se sigue notando, pero lo estamos sufriendo todos en nuestros bolsillos. Imagine las materias primas de la hostelería, sólo con la subida del aceite.
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«Los menores de 26 años son el 25% de nuestra masa social»
–El Club de Regatas solía tener un socio de edad avanzada. ¿Hay relevo generacional?
–En contra de lo que la gente piensa, ahora tenemos muchísimo público juvenil. La piscina está llena de chavales desde los ocho o diez años hasta los 25. Las fiestas que hacemos para la gente joven también tienen un éxito enorme y muchas de las familias que se están haciendo socias lo hacen por sus hijos.
–Entonces, ¿la cosa está cambiando?
–Sí y es una de las cosas más importantes, porque es nuestro futuro. Tenemos cerca de mil socios menores de 26 años. Es verdad que también tenemos un porcentaje importante de público mayor, pero el público joven, de menos de 26 años, forman, aproximadamente, el 25% de nuestra masa social. Incluso por las noches vienen a tomar algo muchas pandillas de chavales, pero sobre todo vienen a la piscina.
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–¿Están entrando como socios muchas familias?
–Hay una lista de espera. Vamos admitiendo nuevos socios a medida que va habiendo bajas. Nosotros tenemos la intención de mantener estable la masa social, no la queremos aumentar porque pensamos que la actual es suficiente. Pero, claro, tampoco queremos decrecer. Cuando se va dando alguna baja por defunción, porque se vayan fuera de Asturias o por el motivo que sea, vamos admitiendo algunas altas, pero son muy pocas porque sólo es para suplir las bajas.
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