José Manuel Sánchez Merino durante la vista del juicio por el asesinato del Lorena Dacuña. Damián Arienza

«Claro que la maté, pero no quería que sucediera. Se me fue de las manos»

José Manuel Sánchez Merino volvió a reconocer el crimen de Lorena Dacuña en una confesión desafiante y llena de contradicciones

Lunes, 25 de abril 2022

La Sección Octava de la Audiencia Provincial celebró ayer la primera vista del juicio con jurado popular por el asesinato machista de Lorena Dacuña el 2 de febrero de 2020. En una declaración de cerca de una hora y media, José Manuel Sánchez Merino se confesó de nuevo autor del último crimen de violencia de género conocido en la ciudad. Una confesión con altibajos emocionales, en ocasiones desafiante, llena de nítidos recuerdos de la noche de autos y también de convenientes pérdidas de memoria. «Claro que reconozco que la maté, pero no quería que pasara. Se me fue de las manos. Si la hubiera querido matar hubiera cogido un cuchillo más grande«, llego a asegurar.

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El relato del asesino confeso distó en ciertos aspectos del que la fiscal del caso, Marta Seijas, construyó y ofreció en la sala gracias a la confesión de Sánchez Merino tras su detención. La noche del 2 de febrero de 2020, tras salir de trabajar de una sidrería y beber y consumir cocaína en un bar de La Calzada (así lo aseguró), fue a su casa a por un cuchillo y se acercó al bar donde sabía que estaba Lorena con otro hombre. «Cogí un cuchillo porque pensé que podía tener lío con su acompañante. Fue para intimidarle. Si la hubiera querido matar, hubiera cogido un cuchillo más grande y no uno de sierra. Les vi, pero no me acerqué a ellos porque había mucha gente y no estaba en condiciones de hablar», relató en este punto. Aquí la Fiscalía asegura que Sánchez Merino se fue a la calle del domicilio de Lorena a esperarla, pero él lo niega. Si bien no supo explicar ni cómo ni por qué terminó frente a su portal con un cuchillo en la mochila.

Mientras la pareja subió en ascensor al domicilio de Lorena, el acusado evitó que el portal se cerrara y subió corriendo por las escaleras para interceptarlos cuando se disponían a entrar en el domicilio. «Empujé a su acompañante y se cayó al suelo. Cuando se levantó se puso detrás de Lorena y comenzó a hacer movimientos raros.Pensé que me iba a atacar y fue entonces cuando saqué el cuchillo de mi mochila«. En ese momento el cuchillo se desprendió de su mango, relatan las partes. »Fíjese de que calidad era. Que se rompiera el cuchillo al sacarlo de la mochila significa que mi intención no era hacerle daño a Lorena«, dijo sobre ese hecho.

Acto seguido, coincidiendo con la versión de la Fiscalía, se fue a la cocina a por otro cuchillo. Siempre –defendió– «porque pensé que iba a tener lío con el hombre». Fue a su vuelta al hall de la vivienda cuando el acompañante de Lorena, de origen portugués, cogió la mochila de José Manuel y huyó. «Corrí detrás de él hasta el portal para recuperar mi mochila, pero le perdí de vista», explicó.

«No me enteré»

Y tras la persecución –punto que la Fiscalía no recoge en su escrito de acusación–, cometió el crimen. «Volví a casa de Lorena para dejar el cuchillo en su sitio porque no me parecía normal dejarlo en el portal. Cuando llegué, y esto es un síntoma de que Lorena no me tenía miedo, aún estaba la puerta abierta y ella seguía en la entrada. Entré en su casa y se abalanzó sobre mi cuando tenía el cuchillo en la mano. Le dije que me soltara porque me quería ir. No me enteré cuando la pinché». «Pero fueron trece veces», le interrumpió la fiscal. «Me parece muy bien», dijo sin sentido alguno. Y siguió: «No vi en ella cara de dolor y queja. Cuando vi el edredón manchado de sangre me asusté y huí. No avisé a la Policía porque pensé que lo haría el otro hombre. No sabía si estaba muerta».

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Con antecedentes penales y hasta tres denuncias por malos tratos que le obligaron a pasar una temporada entre rejas, prácticamente nadie de su entorno conocía su historia. Sí Lorena, quien llegó a visitarle en prisión en los inicios de su relación. Tiene siete hijos de los que el Principado le retiró la custodia por abandono y maltrato. «Me niego a contestar a preguntas de mi pasado. Ahora lo que toca es pedir perdón por lo que hice». Fue la única vez que mostró arrepentimiento durante el juicio.

Su declaración ayer en la Audiencia Provincial dio buena cuenta de su personalidad machista y arrogante: «Lorena cometió una irresponsabilidad porque conoció a una persona una noche y la subió a su casa. Tal y cómo están la cosas no me pareció apropiado». «Nunca hubo un episodio de violencia con Lorena, pero la relación no fue fácil porque era una egoísta». «Le rompí con una tijera la ropa interior cuando lo dejamos, pero que nadie olvide que se la había comprado yo». «Su muerte fue accidental. Piensen lo que quiera. Surgió así». «Tras la ruptura me dijo que se iba a centrar en el trabajo y en sus amigas.No me importaba que estuviera con otro, pero lo que no me gusta es que me engañen«. José Manuel llevaba meses conociendo a otra mujer.

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Durante toda su declaración intentó echar por tierra su primera confesión ante la Policía. «Estaba en shock. No sabía lo que decía». Ante esto, la agente que le interrogó aseguró que se trató de un testimonio «coherente, creíble y con detalle».

La Fiscalía solicita para el asesino confeso 20 años de prisión y diez de libertad vigilada por considerar que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato con los agravantes de parentesco y desprecio de género. La acusación particular, que representa la abogada Salomé Miranda, pide, a petición de la familia, 25 años de prisión. La misma condena que reclama la Abogacía del Estado y la Asociación de Abogadas por la Igualdad, que se presenta en la causa como acusación popular. Hoy declarará el hermano de Lorena, su acompañante la noche de autos y varias amigas de la fallecida.

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