«Hay quien viene por la saturación en Primaria. Yo con esa gente empatizo»
s«El 26 de diciembre batimos el récord, con 425 urgencias en un día. A partir del 8 de enero ya se empezó a recuperar la normalidad»
Este año es el 25 aniversario de su promoción en la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo. Marisa Pérez Otero (Oviedo, 1975) ... se licenció en 1999, hizo la residencia en Medicina de Familia en el centro de salud de Ventanielles «con Aida, una doctora que me enseñó muchísimo» y se pasó cerca de dos décadas trabajando en las Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Entre 2018 y 2022 trabajó en Servicios Centrales del Sespa, hasta que la convocatoria de la jefatura de las Urgencias de Cabueñes -donde trabaja su marido, cardiólogo- atrajo su atención. «Me parecía un reto y consideraba que tenía la edad perfecta». No se arrepiente del paso dado. «Este primer año me he dedicado a conocer el servicio. Ahora toca empezar a hacer cosas por mejorar lo que se pueda», dice.
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-La pasada Navidad fue un periodo complicado, ¿no?
-Sí, fueron dos semanas muy intensas. Una auténtica locura. El 26 de diciembre batimos el récord, con 425 urgencias. Fue cuando el pico de la fiebre. Piensa que la media del servicio el año pasado fue de unos 300 pacientes al día.
-¿La situación está ya normalizada?
-A partir del 8 de enero se empezó a recuperar la normalidad aunque hubo días, como el 15 de enero, también de mucha gente.
-Cuando asumió la jefatura de Urgencias, el servicio era un completo desconocido para usted. ¿Qué se encontró?
-Gente muy competente y que trabaja muy bien. Me parece que los médicos de Urgencias de Cabueñes trabajan de cine.
-¿Y son suficientes? Porque ha habido épocas difíciles no hace tanto...
-Sí. Somos en torno a cincuenta médicos. Tenemos prácticamente la plantilla completa. Esto no pasaba hace año y pico.
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-¿Alguna carencia?
-Nos falta espacio. Esta una Urgencia con una estructura física obsoleta y que se ha quedado muy pequeña. Doy por hecho que en breve nos iremos al nuevo hospital, donde ganaremos espacio y estaremos mejor. Sobre los planos he insistido en que haya más consultas para poder ser un servicio ágil.
-¿Qué cambios ha realizado en esta año largo que lleva en el cargo?
-Cuantos más pacientes puedas ver sin necesidad de tener que desvertirlos y acostarlos en una cama, un proceso en el que pierdes mucho tiempo y mucho espacio, que es lo que nos falta, mejor. Eso lo hemos cambiado. Lo que hacemos es ver a los pacientes amarillos sin necesidad de tumbarles. Hemos intentando adecuar espacios a modo de consultas para verlos y dar agilidad así al servicio.
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-¿Y qué cambios pretende llevar a cabo a partir de ahora?
-Una de las primeras cosas que quiero es empezar a registrar indicadores de Urgencias, para poder medir mucho más las cosas que hacemos. Elaborar más protocolos y guías clínicas para determinados procesos de Urgencias. Y, sobre todo, colaboración con otros servicios del hospital y con Atención Primaria. A día de hoy considero que la Atención Especializada y la Primaria están bastante desligadas y tenemos que mejorar en eso, sin duda. Y, por último, mejorar la clasificación de los pacientes en los sistemas informáticos que utilizamos.
-¿Hay cierto abuso o mal uso de las urgencias?
-Tenemos que educar a la población para que entiendan que los recursos son limitados. Por eso hay que utilizarlos con sensatez, con conocimiento y con rigor.
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-¿Ocurre cada vez más que los pacientes acuden a Urgencias escapando de la saturación de la Atención Primaria?
-Hay mucha gente a la que preguntas '¿pero usted no fue al médico de cabecera?' y te responden 'sí, pero es que tardaban mucho en darme cita'. Yo reconozco que con esa gente empatizo. Y eso que he de decir que la Atención Primaria en Gijón funciona muy bien. Hay muy buenos médicos. Y más centros de salud abiertos por la tarde y por la noche que en Oviedo, por ejemplo.
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