«Necesitamos a alguien que nos reconcilie con la ciudad y ese es Floro»

-¿Qué nota le pone a la gestión de Ana González?

-Aprueba y en algunos aspectos de manera sobresaliente, aunque no sean muy visibles.

-¿No era buena candidata?

-No.

-¿Por qué?

-Para serlo necesitas un cariño y reconocimiento social que ella desgraciadamente no tiene.

-Pero según la encuesta del PSOE solo pierden un concejal.

-Sí, cuando se hablaba de la marca y no cuando se preguntaba por candidatos. En todo caso, más allá de lo demoscópico es una cuestión de análisis político.

-Por cierto, ¿firmó?

-Sí. No lo hice público porque no era el momento, pero todo el mundo sabía mi posición.

-Concluyo de sus palabras que la Ejecutiva no fue neutral.

-Las ejecutivas no tienen que ser neutrales. Somos direcciones políticas y tenemos que tener opinión. Buscamos soluciones a un problema que detectamos en la ciudad. Se lo planteamos a la propia alcaldesa y a la dirección política autonómica. No aspiro a que Gijón sea una oficina administrativa que otorgue altas y bajas y ceda espacios. Tenemos una obligación de velar por los intereses de la ciudad.

-Pues tampoco le tendrá que parecer mal en el caso de que la FSA no hubiese sido neutral.

-No me parece mal. Lo que sí es importante es que seamos imparciales, le demos a todos los militantes las mismas oportunidades y velemos por que así sea. Eso no quiere decir que no tengamos opinión.

-¿Dijo algo que no le gustó?

-En alguna ocasión puso en cuestión la capacidad de decisión de la militancia. El tiempo de la militancia es siempre.

-¿Me dice que la FSA hace de menos a la militancia?

-No exactamente. La obligación de las direcciones políticas es afrontar los problemas de frente y aquí era evidente que teníamos uno. De la misma forma que teníamos un problema con la dirección política local anterior. En caso contrario, no habría habido un cambio. Muchos dirigentes de la FSA me insistieron en que no me presentase. Si no lo hubiera hecho no habría nueva dirección política y no se reflejaría la realidad de la agrupación.

-Por tanto, la valoración que atribuye a la alcaldesa, ¿es culpa de la ejecutiva anterior?

-Tiene culpa, sí, No se pueden obviar las obligaciones que tiene la dirección política de hacer un seguimiento de lo que pasa y de saber leer la ciudad. Es quien conecta con ella.

-Por un lado me comenta que la dirección anterior no hizo el control debido, pero arrancó esta entrevista diciendo que algunos puntos de la gestión han sido sobresalientes. ¿Cómo se casa esto?

-Fueron sobresalientes cosas que no se ven, no las que generan un sentir de aprecio o de rechazo. Por ejemplo, lo que se anunciaba el viernes (plan de vías). La gente ya no se cree ningún plazo puesto que llevamos ocho años de mareo por 500 metros, con un debate falso sobre la centralidad. En esto hay una gestión muy potente del equipo de gobierno. Pero la dirección política lo que tiene que ver son las otras cuestiones que han dificultado las cosas y hacen que la gente se desenganche del proyecto socialista. Ahí no se estuvo y no ejerció su papel.

-¿Ha prestado Adrián Barbón suficiente atención a Gijón?

-Es el presidente de toda Asturias. Gijón tiene la tendencia a tener vida propia porque tiene una potencia muy fuerte. Ha habido relación aunque no sé si todo lo fructífera que es deseable, tanto por el gobierno autonómico como por el local. No obstante, está claro que Adrián se ha fijado en Gijón y es consciente de lo que supone para el conjunto de Asturias. Sabe que si a Gijón le va bien a Asturias le va bien.

-Barbón advertía sobre la erosión de las siglas. ¿Sucedió?

-Creo que no. Todos los procesos de activación interna son debates que están en la calle y nos refuerzan. En política lo más importante es ser coherente, y la agrupación de Gijón está demostrando una coherencia absoluta. La dirección tenía claro el análisis y lo corroboramos con el tiempo. No tomamos ninguna decisión hasta llevar la situación de la ciudad a una mesa de trabajo. Entonces, la propia militancia se activó. Los debates no pueden esconderse y los responsables tienen que opinar. Si la ciudadanía tiene opinión, ¿cómo no la va a tener la organización que aspira a gobernar?

-Repite lo del diálogo, pero aquella imagen de Ana González llegando con siete concejales a la Casa del Pueblo no transmitía eso. ¿Que sensaciones le produjo?

-Innecesaria, pero la gestión que cada uno hace de su imagen y su militancia es responsabilidad de cada cual. Yo no la cuestiono. Aún así es innecesario que el momento en el que vas a decir que no repites lo hagas acompañada por todo tu equipo. Tengo la seguridad de que hubieran estado todos al completo.

-Innecesaria, pero escuchándole me suena a frentismo.

-Refleja que dentro del PSOE hay gente que vive todas las decisiones políticas como enfrentamientos personales. No lo digo por ella (Ana González), pero sí por alguno de los concejales. Si no comparten la decisión política la consideran una agresión.

-¿A quién se refiere?

-Por ejemplo, a miembros de la dirección autonómica que han opinado y atacado a esta dirección política.

-¿De qué forma?

-Hablando mal en prensa. Lo que está de fondo es un debate de modelo de organización.

-¿Y ahora qué se hace?

-Hay diferentes campos de juego. Algunos que defendieron la gestión de Ana González y su candidatura son los mismos que decían que yo no me tenía que presentar. Están en una dinámica en la que se valora más un pensamiento único y de cuestionar al que tenga una opinión diferente. A mí no me importa la visión diferente sino que se respeten las reglas de juego y que nos tratemos con respeto entre compañeros.

-¿Hay malos compañeros?

-No, pero no entienden que la participación que debe existir dentro de una organización democrática debe ser ejemplar. Si aspiramos a gestionar el sistema democrático, debemos mostrarnos como escrupulosos demócratas internamente.

- A todo esto, ¿Floro es su candidato?

-Sí, porque creo que es el candidato que nos abre a la ciudad. Siguiendo las palabras de Adrián Barbón, el PSOE tiene que dejar de ser ombliguista y endogámico. Necesitamos alguien que nos reconcilie con la ciudad. Esto no quita para que existan más candidatos, pero lo lógico es que la militancia conozca la opinión de su secretario general y de las direcciones políticas.

-Pero que una Ejecutiva se posicione desequilibra...

-Son preferibles los posicionamientos explícitos. Aquí hay compañeros de otras agrupaciones interviniendo con mucha fuerza en lo que pasa en nuestra organización. Yo no me planteo decirles lo que tiene o no que suceder en las suyas. Ni me apetece tener que hacerlo.

-Hace un momento me ha dicho que no veía conveniente decir si había firmado o no.

- Porque fue un proceso de la militancia del que yo no me quiero apropiar ni condicionarlo. Era obvio que estaba de acuerdo. Ahora, el nombre de Floro no surge porque sí sino que es fruto de una reflexión, negociación, y de hablarlo con la dirección autonómica.

-¿Está consensuado con la FSA?

-No.

-¿Estaban al tanto?

-Las dos direcciones hablamos.

-¿Hablar o negociar?

-Se buscó consenso en la figura de varias personas. No se alcanzó. No hay problema.

-¿Hubo predisposición?

-Sí, y ahí agradezco la labor tanto de Adrián como de Gimena. Fue un proceso de diálogo que debería de repetirse más.

-¿Le gustaba la opción de Lara Martínez?

-Era una buena opción.

-¿La tendrá en cuenta para las listas?

-A todos los militantes.

-¿Cómo de atado se ha sentido en la decisión final por las familias a las que debe el apoyo?

-Uno no llega a ninguna dirección sin el apoyo de mucha gente.

-¿Le condicionó para decantarse por Floro?

-No. Había muchas personas en disposición a nivel interno que de forma generosa determinaron la búsqueda de alguien que nos sacase de la visión de enfrentamiento interno. Es de agradecer.

-Explíqueme cómo es eso de pelear por primarias y consensuar un candidato.

-No es una contradicción. Las organizaciones tenemos que opinar y actuar, y quien diga que no lo hace, o miente o hace dejación de funciones. No elimina derecho a la militancia a participar.

-¿Está entre los que no les gusta que quien compita en primarias estuviese -dimitió antes- en la Comisión de Ética?

-Puede que sea ético y está reglado, pero aparentemente no es muy estético que fueses juez y ahora seas parte. Aún así no me parece relevante. Era una militante trabajadora, con conocimiento y aporta. Lo importante es si estaba entre las 700 personas que no querían que se votase.

-¿Se cree que Barbón se enteró cuatro minutos antes?

-No dudo de su palabra.

-¿Y que la dirección de la FSA no supiera nada?

-La FSA es muy amplia. Puede que Adrián no lo supiese, pero otros compañeros no solo lo sabían sino que lo alentaban.

-¿En la dirección?

-Tengo claro que no es algo organizado por la dirección política. Para nada. Pero ahí hay gente con un ansia enorme por resolver lo que sucede en Gijón.

-¿Lo que sucede?

-Por meter mano en Gijón. Algunos tienen una elevada concepción de sí mismos y una tendencia a opinar lo que sucede fuera de su casa cuando la suya quizá no está muy bien atendida.

-¿Quién?

-(silencio)

-¿Veremos el año que viene a un alcalde bendiciendo las aguas?

-No lo sé. A nivel de ejecutiva decidimos no estar presentes en esos actos pero a nivel personal cada uno va donde quiere. La alcaldesa no va pero fue a comer con el cura de Jove en las fiestas. No a la misa, pero estuvo allí.

-En junio el reglamento de laicidad estaba en el horno. Se habrá chamuscado...

-Igual un poco, sí. La verdad es que es conveniente revisarlo con la FSA porque hacemos algo muy novedoso y tenemos alguna duda jurídica.

-¿Llegará este mandato?

-No depende de nosotros sino del gobierno. Está en el acuerdo con IU y entiendo que se trabajará por hacerlo efectivo.