'Nocturnia' cautiva en el Botánico

'Dulcinea' abrió el espectáculo. Esta águila de Harris, grandiosa en el despliegue de su vuelo, sobrecogió al público de 'Nocturnia' al posarse sobre el puño firme de Gorka Arrúe, el cetrero de Grupo Aviar encargado de la doma de las aves del show. 'Dulcinea' dio la bienvenida al público del Jardín Botánico Atlántico y el respetable, más de cien personas, respondió con un aplauso. Así comenzó la aventura, descubriendo la nueva localización que el equipo tenía preparada para el majestuoso vuelo de las aves rapaces diurnas, entre las que destacaron también dos compañeras Harris de 'Dulcinea', 'Taxco' y 'Ciguataneja'. Durante las explicaciones del cetrero, las aves se perdían entre los árboles, para reaparecer de nuevo y sobrevolar el firmamento en la que se podía contemplar la Universidad de la Laboral de fondo.

«Los Harris son la única rapaz diurna que vive en clanes durante todo el año, tienen un carácter gregario, quizás por eso son las más próximas a la mentalidad humana», explicó Gorka Arrúe.

Poco a poco, la oscuridad de la noche se fue apoderando del bosque para dar paso al vuelo de búhos y lechuzas. El autillo de cara blanca fue uno de los primeros en aparecer posado inmóvil en uno de los troncos del escenario. Las nocturnas fueron apareciendo, de una en una, y siguieron las indicaciones del cetrero Tomás Beneytez, volando de tronco en tronco, ante la atenta mirada de niños y adultos. Como Lucía Camblor y David Estrada, apasionados de estos animales desde que encontraron una cría de autillo en Viesques; o Mario García para que «actividades como 'Nocturnia' enseñan lo que hay y lo que no hay en nuestra fauna, pero sobre todo lo que tenemos que proteger».

Para sorpresa de todos, se posó en uno de los apoyaderos una nocturna aún más pequeña que el autillo, se trataba de 'Mocho', un mochuelo rechoncho que hizo las delicias de todos. A medida que pasaban los minutos, fueron llegando aves de mayor tamaño como 'Silverio', el búho real siberiano; el búho nival, especie conocida por formar parte del reparto de las mágicas películas de Harry Potter, cuyo nombre era 'Hedwig'. «La lechuza puede cazar desde ratones a topillos llegando incluso a pajarillos, es un ave garante de la agricultura humana» que fue perseguida durante siglos por considerarla un «ser fantasmagórico», indicó Arrúe. Aún más misterioso y silencioso es el cárabo lapón debido a «su esqueleto especialmente ligero que le permite poder volar incluso más sigiloso que otros búhos». El cárabo lapón apenas usa la vista, él «escucha atentamente y utiliza su disco facial como una antena parabólica para cazar. En muchas ocasiones, sus presas se encuentran bajo la nieve» y las atrapa «sin llegar a verlas», explicó el cetrero. Sin duda una aventura «única» con unas aves muy difíciles de ver.