Las penurias de la mar
El naufragio de una goleta en nuestras costas tuvo matices aún más dramáticos cuando se encontró un cadáver en El Cervigón
Jueves, 19 de enero 2023, 00:56
Fue la noticia de la semana, o tal vez del mes. No pararon ni un minuto los periodistas de EL COMERCIO, «robando horas al descanso», ... para poder ofrecer a los gijoneses lo último sobre el naufragio de 'Nuestra Señora del Carmen', una goleta que encallara días atrás en unas rocas en las proximidades del Cervigón y a cuya pérdida material hubo que sumar dos muertes. Pudieron ser más, de no haber mediado caracteres casi heroicos. «Dos muchachos, jugándose la vida, descienden por un acantilado, atados por cuerdas, para proceder al auxilio de los supervivientes, y se despojan de sus ropas para abrigarlos», decíamos en las primeras informaciones sobre la tragedia. «El contramaestre pasa una noche angustiosa atado al botalón del barco, siendo azotado por el oleaje», poco más adelante. «Por la mañana, otro joven se arroja a la mar para sacarlo a tierra. En la casa de doña Rosario de Acuña se atiende solícitamente a los náufragos».
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Pero ni siquiera así, con la sensación de ese Gijón solidario que aflora siempre de los grandes dramas que, en nuestra ciudad, suelen llevar el sabor del salitre, pudo disminuir la desazón ante un suceso que seguiría coleando el 19 de enero, hace ahora cien años. Informó, entonces, EL COMERCIO, que la intervención del perro de un pescador, que husmeaba entre las rocas del Cervigón, había podido dar con el cadáver del cocinero de la goleta, Emilio Azcoichea. «El animal se alejó corriendo entre las rocas. Se le oyó luego ladrar largamente, y el muchacho, excitado por la curiosidad, marchó al lugar de donde partían los ladridos. En una cueva encontró al perro, al lado del cuerpo desnudo de un hombre. Este estaba metido de cabeza entre dos peñascos». Aún más detalles se contarían del triste hallazgo, para el que nuestro diario dedicó un reportaje incluso fotográfico. Entre tanto, se vio un trozo de la popa de la infortunada goleta flotando en las inmediaciones del Club de Regatas, y no pocas personas se afanaron en localizar al otro muerto en el suceso, el maquinista Juan Álvarez, natural de La Calzada, cuyo cuerpo no apareció. Una vez más, y no sería la última, la tragedia azotaba Gijón.
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