Investigación de la Universidad de Oviedo
Un insecto que anida en el plumero de la Pampa, clave para aniquilar sus semillasAdrián Lázaro y Borja Jiménez-Alfaro, investigadores de la Universidad de Oviedo, viajaron a Argentina para conocer el origen de esta especie invasora cada vez más presente en la región
Un viaje a la Pampa (Argentina) para conocer el hábitat y el origen biológico de la Cortaderia selloana, también conocida como el plumero de ... la Pampa, una planta invasora cada vez más visible en Asturias. Adrián Lázaro y Borja Jiménez-Alfaro, profesores de la Universidad de Oviedo e investigadores del equipo científico del Jardín Botánico Atlántico, presentaron ayer en el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón algunas conclusiones de su expedición financiada por National Geographic y el propio Botánico.
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'In situ' pudieron estudiar la variabilidad de su hábitat. En regiones con temperaturas medias elevadas, por ejemplo, comprobaron que la Cortaderia seollana se asienta en las orillas de los ríos o en las ramblas pluviales; también en zonas de ribera. «Quedó demostrado que no pueden vivir en suelos secos, pero también su alta capacidad para encontrar desarrollarse en terrenos fértiles», apuntaron los investigadores. En las zonas más húmedas de la Pampa –en climas relativamente parecidos al asturiano– la hierba se asienta, además de en los cauces de los ríos, en zonas perturbadas por la acción humana y en los taludes de las carreteras. Los plumeros son ya, por ejemplo, parte del paisaje de la autovía del Cantábrico, sobre todo en dirección Cantabria, que es la primera comunidad en la que decretó la alerta de invasión. Pero ni el frío limita su expansión. «En la Puna de los Andes, a 3.500 metros de altura, hay este tipo de hierbas», destacó Lázaro.
La colonización del plumero de la Pampa continúa avanzando a un ritmo «exponencial» en las regiones cantábricas. Esta planta invasora –cuentan los investigadores– llegó a Europa a finales del siglo XIX para instalarse en varios botánicos de Gran Bretaña. El grueso de su expansión se produjo hará una década, pero existen fotografías de inicios de este siglo en las que el plumero de la Pampa formaba parte de los jardines de las casas indianas del oriente de la región.
Inesperado aliado
Las hembras de este díptero depositan los huevos dentro de las glumas que rodean las estructuras reproductivas del plumero y, tras la eclosión, las larvas se alimentan del ovario, lo que impide así la formación de semillas viables. Los ensayos llevados en la Universidad de Coruña muestran una tasa de infección cercana al 75%: una semilla viable por cada tres consumidas por las larvas.
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Los investigadores, por cierto, resaltaron que el Botánico apenas se ha visto afectado por esta planta invasora, pese a que en el entorno del equipamiento se asientan en cantidad, favorecidas por el corredor que supone la autopista.
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