La procesión de la Virgen del Carmen conquista la mar
Tradición. Después de más de cincuenta años sin recorrer las aguas de la bahía gijonesa, la Cofradía vuelve a salir en barco con la patrona de los marineros
María Agra y Silvia López
Gijón
Martes, 16 de julio 2024, 02:00
Ha tenido que pasar más de medio siglo para que la Virgen del Carmen vuelva a salir a la mar. Aunque la festividad oficial es hoy, con un acto que tendrá lugar a las doce de la mañana en la iglesia de San Pedro y que contará con la presencia de la Armada, así como de autoridades civiles y militares, la Cofradía de la Virgen del Carmen recuperó ayer la tradicional procesión marinera en la que la imagen de la Virgen surca la mar con todos los barcos pesqueros acompañándola y tocando la bocina.
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Fue la antesala del gran día y lo fue por todo lo alto. Los deseos del hermano mayor de la cofradía, Álvaro Fernández, que hace tres semanas confesaba a este periódico que esperaba una procesión «muy numerosa», se superaron con creces. Con un sol resplandeciente que parecía inaugurar finalmente el verano gijonés, alrededor de un centenar de personas se congregó a las puertas de la iglesia de San José para arropar a la Virgen del Carmen. Y en cuanto dieron las cinco de la tarde, con puntualidad británica, el párroco Fernando Llenín recitó la Novena de Nuestra Señora del Carmen y roció de incienso la imagen religiosa antes de iniciar el paso.
Devoción multitudinaria
Encabezada por la cruz, la procesión hizo gala de la unidad de todas las cofradías y hermandades y siguió un orden escrupuloso: tras la cruz, iban la bandera de Ayuda a la Iglesia Necesitada; el banderín de la Cofradía del Sagrado Corazón y cofrades; el de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío; el de la Ilustre Cofradía del Santo Sepulcro, y el de la Ilustre Hermandad de Nuestra Señora de la Misericordia. Le seguían la bandera de la Ilustre Hermandad de la Santa Vera Cruz; el banderín de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen, con todos los cofrades, y el estandarte de la cofradía. Por último, el clero, las autoridades y la Banda de Música de Mieres, seguida de decenas de devotos que se sumaron a la marcha.
Después de que la banda de música interpretase el himno nacional, al que sucedieron gritos de «¡Viva la Virgen del Carmen!», la procesión marinera del barrio del Carmen, con un arraigo al que avalan más de trescientos años de historia, recorrió las calles Álvarez Garaya, Felipe Menéndez y Marqués de San Esteban para llegar a los Jardines de la Reina y embarcarse en la mar frente a la estatua de Pelayo, en la conocida como rampa 'La Barquera'.
Fueron muchos los curiosos que se encontraban paseando por la calle cuando se encontraron con el multitudinario paso. «A estos no me acuerdo de haberlos visto», le decía una mujer a otra. Otros, como la ovetense Julia Solís, aprovecharon la casualidad para seguir la procesión y capturar el momento con sus teléfonos móviles. «Siempre voy a la misa de la Virgen del Carmen (la de hoy) en la parroquia de San Pedro y me gusta mucho», apuntaba. Como ella, muchos vecinos hicieron lo propio muchos vecinos desde sus ventanas.
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Salida al mar
Eran las seis y cinco de la tarde cuando la imagen de la Virgen del Carmen llegó a la rampa 'La Barquera'. Con máximo cuidado, bajó al ritmo de 'Estrella de los mares', interpretada por el coro de San José, y los cofrades procedieron a embarcarla para realizar su tradicional recorrido por la bahía gijonesa, en el que el párroco Fernando Llenín y los cofrades realizaron una ofrenda floral en honor a todos los fallecidos en la mar.
La Virgen partió a la mar con el sonido de las bocinas de más de treinta embarcaciones que la acompañaron durante la media hora que duró su travesía.
Ya a las siete de la tarde, de vuelta en el Puerto Deportivo, fue recibida por la alcaldesa, Carmen Moriyón, y la concejala de Hacienda, María Mitre, que marcharon junto al hermano mayor, Álvaro Fernández, durante el resto del recorrido desde la estatua de Pelayo hasta la iglesia de San Pedro. También estuvo presente el presidente del Partido Popular en Gijón, Pablo González.
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Una vez en el Campo Valdés, la Banda de Música de Mieres volvió a interpretar el himno de España, antes de realizar la entrada a la iglesia de San Pedro, donde la imagen pasó la noche para estar ya preparada para el día hoy. Y ya para terminar, el párroco Javier Gómez Cuesta ofició una misa solemne que puso el broche de oro a una jornada redonda.
«Estoy sobrepasado y sobrecogido. No esperábamos esto ni en broma», afirmaba Fernández. Respecto a la experiencia de acompañar a la Virgen en el barco, «no hay palabras», expresó. «Girarte y ver esa cantidad de embarcaciones tocando la bocina alrededor es impresionante».
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