¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
El rorcual, en aguas del Musel.
1998. Hace 25 años.

Un siglo después, la ballena

La presencia en El Musel de un rorcual común generó gran expectación. Se tardó algunos días en poder sacarlo a alta mar

Viernes, 13 de enero 2023, 01:04

Aquel rorcual que varó hace 25 años en Gijón era un magnífico animal. Unos quince metros de largo; elegante nadar en círculos a escasos metros ... de tierra y la expectación de toda una ciudad para contemplarlo. Recordaba mucho el caso -era inevitable- al del cetáceo por el que, en 1895, se acuñara la popular expresión de 'vete a ver la ballena'. Quizás como homenaje al rorcual finisecular, en 1998 también los gijoneses acudieron en masa a ver al mamífero marino, que no aparentaba, cosa rara, estar más enfermo de lo que podía vislumbrarse de sus bufidos constantes: padecía estrés, según los expertos.

Publicidad

La ballena de finales de siglo, pero del XX, apareció en la mañana del 12 de enero en las aguas de las dársenas interiores de El Musel, protegidas por espigones, sin que los efectivos de la Cruz Roja ni tampoco los del remolcador de salvamento marítimo 'Alonso de Chaves' encontrasen la forma de orientarla hacia alta mar en su primera jornada de estancia en la ciudad. «Hacia las cinco de la tarde», contó EL COMERCIO, «la ballena cambió de dársena, circunstancia favorable para su integridad por las circunstancias del tráfico marítimo, pero al anochecer todavía eran perceptibles los resoplidos del mamífero marino al respirar».

Sospechando que fuera el mismo animal aparecido días atrás en aguas cántabras, de donde había salido por su propia aleta, los expertos recomendaban calma. «Lo mejor es dejar a la ballena en paz», decía Concepción Pérez, bióloga de la Universidad de Oviedo, «porque, si, como parece, se trata de la misma (...), demostró que sabe y puede nadar a su antojo». Finalmente se optó por otra opción: el día 14, «una espectacular y precisa maniobra en la que participaron siete embarcaciones, coordinadas por técnicos de la Dirección Regional de Pesca», consiguió devolver al rorcual al mar. No sin riesgo, ya que, aunque el animal se alejó en un primer momento, asustado por el ruido de los motores, estuvo a punto de quedar varado «entre las piedras próximas a la torre de la Capitanía Marítima» poco después. Dos horas tardó la operación... a mar abierto.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad