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Francisco Dacuña, hermano de Lorena, en su domicilio. ARNALDO GARCÍA

«Solo quiero que llegue el juicio y pague por la muerte de Lorena»

Cuando se cumple un año del crimen machista de La Calzada, el hermano de la víctima pide justicia. «Ha sido un año para olvidar», dice

OLAYA SUÁREZ

GIJÓN.

Lunes, 1 de febrero 2021, 00:58

Se cumple un año de aquel fatídico día en el que Lorena Dacuña fue hallada muerta en su piso de La Calzada. Un año duro para todos, pero especialmente para sus allegados, que se enfrentan al duelo de la irreparable pérdida en unas condiciones que hacen incluso más complicado el trance. «Ha sido un año para olvidar», resume su hermano Francisco.

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La única noticia «mínimamente buena» de los últimos tiempos es que los forenses han determinado que el acusado del crimen, José Manuel S. M., el que fuera su compañero sentimental, actuó «plenamente consciente». Se desmonta así el argumento que mantenía como defensa y que apuntaba a unas capacidades volitivas anuladas por el alcohol y las drogas. «Ha sido un alivio, dentro de todo lo malo no podrá poner como excusa que iba colocado, ahora solo espero que se celebre el juicio pronto y que pague por lo que hizo», dice su hermano, la única familia que tenía Lorena después del fallecimiento de sus padres.

El cadáver de la mujer de 41 años fue encontrado con una veintena de heridas de arma blanca en su piso de la calle Callao. Fueron sus compañeros de la empresa de limpieza en la que trabajaba los que se extrañaron cuando no llegó el lunes por la mañana, puntual como siempre. Era el 3 de febrero de 2020. Dos días antes había salido con sus amigas por el barrio de La Calzada y según se desprende de las investigaciones policiales, volvió de madrugada acompañada por un amigo. En el rellano de la escalera les esperaba, oculto en la oscuridad, su expareja sentimental. Su acompañante salió huyendo y ella murió a manos, supuestamente, del hombre de 47 años con el que había roto su relación sentimental meses antes. El presunto agresor actuó por celos, al no asumir que Lorena rehiciese su vida. La dejó en mitad de un gran charco de casa y se escondió en un piso de Zarracina en el que había alquilado una habitación. La Policía Nacional logró detenerle días después. Confesó el crimen, pero se excusó asegurando que esa noche había consumido gran cantidad de alcohol y cocaína.

Meses después, desde la cárcel, envió una carta al hermano de Lorena pidiéndole perdón. «No hay perdón alguno, no le voy a seguir el juego, no quiero saber absolutamente nada de él», sentencia Francisco, para quien, a día de hoy, su única preocupación «es que llegue pronto el juicio y le condenen». Mientras, explica, seguirá «centrado en el trabajo para intentar de alguna manera superar todo esto».

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