Trabajos y más trabajos

5.000 millones de pesetas. Las cifras mareaban, pero eran una realidad: suponían lo planeado por el Ayuntamiento para acometer un ambicioso periodo de proyectos y obras en la ciudad que arrancó, hace ahora cinco lustros, con la remodelación de la avenida de la Costa. De todo lo planeado, esta obra era, sin duda, «la más espectacular, ya que afectará durante ocho o diez meses al 80% del tráfico transversal de la ciudad. Los trabajos empiezan mañana» -por 1997- «pero no son los únicos». Y todo tendría que estar, al menos, tramitado antes de finalizar 1997. Las obras de la avenida de la Costa salían por 1.400 millones; pero las rondaban las de la plaza de Europa, de casi mil millones. 300 millones de pesetas costaría la remodelación de la avenida de Torcuato Fernández-Miranda y otros 200, la del barrio del Carmen. Rehabilitar el entorno del antiguo mercado de San Agustín saldría por 150 millones y otros 230 estaban destinados a la segunda fase de la avenida de Juan Carlos I.

Y más. «También hay previstos 500 millones de pesetas para la construcción de un nuevo colector en Montevil y 300 millones de pesetas para un nuevo plan de aceras y asfaltado de calles». La mejora del paseo de doctor Fleming costaría 150 millones de pesetas; 400 más para la segunda fase de urbanización del polígono industrial de Somonte. Era mucho, pero aún quedaba más: la urbanización de Poniente; el desdoblamiento de la AS-18, entre Roces y Porceyo (valorada en 2.000 millones de pesetas) y lo que aún no se contaría en aquellos frenéticos años del fin del siglo en los que Gijón cambió, ya lo ven, abruptamente.

Quedaba por dirimir la adjudicación del nudo de la Guía, que se haría a finales de siglo, Ministerio de Fomento mediante. Era un proyecto también millonario, cuya licitación había sido publicada, no por casualidad, coincidiendo con la inauguración del primer tramo de la ronda Sur «y la presencia en Gijón de Francisco Álvarez-Cascos». Obras son amores, y en lo de atribuírselas, sobre todo cuando se cuentan por miles de millones de pesetas, todos, de una y otra condición, son veloces. Los trabajos... no tanto.