Así lo contó EL COMERCIO.
1922. Hace 100 años.

Tragedia en Villalba

En su primer día como voluntario de la Cruz Roja, el hijo del escritor asturiano Armando Palacio Valdés perdió la vida en un accidente

Martes, 21 de junio 2022, 04:25

Ocurrió a muchos kilómetros de Asturias. Concretamente, en Villalba, donde se disputó, hace pocos días más de un siglo hoy, una carrera internacional de motocicletas ... que ganaría Zacarías Mateo, en una victoria ensombrecida por la tragedia. Sucedió que en uno de los muchos vuelcos que, según EL COMERCIO, ocurrieron durante el encuentro, uno de ellos acabó con la vida de Armando Palacio-Valdés Prendes, hijo del ilustre novelista asturiano, cuando a la moto que conducía se le salió una rueda. «Los ocupantes de la moto» (tres, según dijimos), «que era de una de las mejores marcas y de las de mayor seguridad, se dirigían al punto donde se celebraban las carreras internacionales de las doce horas, para prestar allí servicios auxiliares como miembros de la sociedad organizadora del referido record del circuito del Guadarrama».

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De los tres ocupantes solo murió Palacio-Valdés Prendes. Su cadáver sería trasladado a Madrid «en un coche perteneciente al ex ministro de Hacienda Rodrigáñez, a quien precisamente unía una gran amistad con la familia del muerto». Este, emparentado, además, «con la distinguida familia gijonesa de Prendes», dejaba también innumerables amistades en Gijón, donde la noticia de su muerte causó comprensible conmoción; en la capital, Armando y Palacio Valdés, el uno nuestro insigne escritor y el segundo a la sazón redactor del ABC, protagonizarían una escena «dolorosísima» al velar el cadáver de unjoven, hijo de las primeras nupcias del lavianés, que precisamente ese día «prestaba (...) por primera vez sus servicios a la Cruz Roja». Aquella solidaria circunstancia era la que situó a Palacio-Valdés Prendes, y al sidecar doblemente ocupado que transportaba, en Villalba ese día. «Para evitar un choque con otra motocicleta», explicamos, «se metió muy cerca de la cuneta de la carretera, donde había mucha arena, y al frenar rápidamente volcó la máquina, quedando debajo del sidecar Palacio Prendes, y lanzados a larga distancia los demás acompañantes». «Hombre bueno como pocos», dejaba dos hijas, Luisa y Julia, esposa y, sobre todo, mucha pena detrás. La vida.

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