Las tragedias que lame la mar
Los 21 tripulantes del carguero panameño 'Capetan Tzannis' fueron rescatados por el Helimer en aguas cercanas a El Musel
Sábado, 29 de octubre 2022, 00:50
No aguantaban más. Llevaban los tripulantes del 'Capetan Tzannis' 14 días navegando a remolque, «sin hallar puerto al que acceder con la proa rota y ante un peligroso empeoramiento del estado de la mar», cuando se decidieron a pedir auxilio. En el carguero, de matrícula panameña, viajaban «un capitán griego, un primer oficial ucraniano, un jefe de máquinas de Ghana y 18 marineros paquistaníes» abandonados a su suerte no solo por los varios puertos que rechazaron su entrada, sino también por su propia empresa armadora.. Esta, de origen griego, se negaba «a pagar el aval que les permitiera meter el barco en El Musel», el puerto más próximo para ellos a estas alturas del tinglado. El SOS fue la única forma que hallaron los marinos de «poner punto final, al menos, a su incierta situación personal».
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«La odisea del barco continúa», dijimos por entonces, «pero ahora es ya solo un asunto comercial, aunque no exento del peligro de que se produzcan nuevos vertidos de combustible». Pero las vidas de sus tripulantes ya estaban a salvo, gracias a la rápida respuesta que a su petición de auxilio dieron «el remolcador de la Sociedad Estatal de Salvamento y Seguridad Marítima (Sasemar) 'L'Albufera' y las embarcaciones de intervención inmediata 'El Sueve' y 'Gijón', esta última del puesto de mar de Cruz Roja Española». También fue avisado el Helimer Cantábrico, que finalmente hubo de intervenir. No tanto por la distancia a la que se encontraba el barco, que no era tanta (unas ocho millas), sino al empeoramiento del estado de la mar, «con olas de unos cuatro metros de altura».
¿Fue un final feliz? Entre comillas. Tras el rescate de los del 'Capetan Tzannis' se escondían auténticas tragedias humanas. Los tripulantes se habían resistido a abandonar el barco sin sus efectos personales, desembarcando primero sus maletas y enseres. «No es infrecuente en barcos que navegan con banderas de conveniencia que los marinos, habitualmente mal pagados y peor formados, tengan en el barco su único hogar, su vida y la totalidad de su escaso patrimonio». Tristes historias las que lame con su implacable lengua la mar.
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