Últimos culinos de la Fiesta de la Sidra

A la Fiesta de la Sidra Natural todavía le quedan unos cuantos culinos por escanciar este fin de semana. De hecho, hoy se vivirá una jornada sumamente intensa que empezará ya a mediodía en la plaza Mayor con una clase magistral de escanciado y de cultura sidrera, a cargo de Abraham Castellanos, integrante de la Asociación de Escanciadores de Sidra (AESA) y todo un maestro en el arte de echar culetes.

Él explicará a todos los que se dejen caer por la plaza del Ayuntamiento las reglas de oro del escanciado y, de paso, responderá a las preguntas más habituales de los consumidores como el motivo por el que la sidra asturiana se tira desde las alturas. Todo el mundo saldrá de la 'masterclass' con las dudas resueltas y también conociendo los errores más comunes a la hora de echar este líquido dorado. Gracias a sus lecciones, los asistentes irán perfeccionando la técnica para, dentro de unos días, presumir delante de los amigos y la familia.

Y esta actividad no será la única de la jornada, ya que de nuevo en la plaza Mayor, a las 21 horas, los cancios de chigre se subirán al escenario. Esta cita es ya todo un clásico de los veranos gijoneses, gracias a la Sociedad Torner y a su director, Carlos José Martínez, quien conducirá un concierto con canciones populares, en las que el público hará los coros.

Será una cita emocionante en la que sonarán cantares muy de nuestra tierra y, para que nadie se pierda con la letra, se podrá adquirir un cuaderno en el que están todas escritas.

Será imposible no unirse al coro y, ya el domingo, con algo de afonía, habrá que despedirse de la Fiesta de la Sidra Natural con la degustación de nuestra bebida autóctona en las casetas de los llagares, de 12 a 14. Además, a mediodía tendrá lugar la entrega del Tonel de Oro a José Cardín, de El Gaitero, y la entrega del Elogio de Oro a la mejor sidra de la fiesta.

Con los galardones y con la actuación de la Banda de Gaites Villa de Xixón, esta cita irá acercándose a su final que será definitivo cuando, a última hora de la tarde, todos los puestos del Mercadín echen el cierre y guarden hasta el año que viene sus abalorios hechos con botellas, sus bolsos con forma de manzana y sus delicias –para beber y para comer– cargadas de asturianía.