Molenbeek, semillero de la yihad

Bruselas es mucho más que la sede administrativa de la Unión Europea o de la OTAN. Hay vida más allá de la Grand Place, del Atomium, de su cerveza, del chocolate o de un pequeño niño que orina desafiante, el Manneken Pis. Está la Bruselas de ver, la de enseñar, y la otra Bruselas, la del extrarradio, la obrera, donde el 99,9% de los turistas jamás se acercaría a visitar a no ser que lleve sólo una mochila, poco dinero y sea más bien joven. Ni más ni menos que cualquier otra gran capital europea. Molenbeek forma parte de esa otra Bruselas. Situada al noroeste, esa una de las 19 comunas (ayuntamientos) que jalonan la ciudad, la más famosa cuando hay una gran operación policial contra el terrorismo yihadista, como acaba de pasar ahora.

Esta comuna, de 95.000 habitantes, es uno de los grandes nichos del extremismo islámico de Bélgica, pero no el único, ya que el país es uno de los más golpeados en la UE por este fenómeno al tener fichados a más de 300 jóvenes que en algún momento han viajado a Siria o Irak para combatir con el Estado Islámico. Además, habría casi cerca de otro millar que estarían controlados pero que todavía no han viajado. Muchos viven en Molenbeek, pero también en Amberes, Vilvoorde o Verviers. De ahí que, cuando las cámaras vuelven al barrio cada vez que hay una detención de presuntos terroristas (así ocurrió el sábado), los vecinos proclaman aquello de unos pocos no pueden estigmatizar al resto. Ocurre en Bruselas, en Madrid, en Ámsterdam, Berlín o Londres. Hay zonas y zonas, incluso dentro de la propia Molenbeek.

¿Pero por qué Molenbeek? Se trata de un barrio de nivel adquisitivo por debajo de la media y con una fuerte presencia de jóvenes entre sus habitantes (un 40% tiene menos de 20 años). Una zona con amplia presencia musulmana (hay 600.000 en el país, el 6% del total) donde los 'reclutadores' del Estado Islámico han hallado una suerte de mina de oro atestada de jóvenes belgas (también hay 'ni-nis', no sólo en España) que se sienten atraídos por el radicalismo. Pero son una ínfima parte de Molenbeek, de un barrio que como toda periferia de una gran capital europa debe acostumbrarse a vivir con los prejuicios.