En los últimos días del año, como es habitual, se ha aprobado el presupuesto del Principado para 2023. Los diputados de los tres grupos de ... izquierda, más el miembro Del Grupo Mixto, han votado a favor de unas cuentas que contienen recursos récord en sanidad, educación y servicios sociales, así como una cobertura para la inversión productiva superior a la de los pasados ejercicios; el presupuesto supone la puesta de largo de las políticas contra la despoblación, con estímulos importantes a la natalidad, sobre todo en la zona rural, donde más afecta el declive. El visto bueno al presupuesto es una gran ayuda para empezar 2023, siempre que la ejecución presupuestaria sea ágil, porque los recursos que no se consumen se pierden. Especialmente importante es esta reflexión tras la experiencia vivida en los últimos ejercicios y, también, por las singulares circunstancias que confluyen en 2023, con la celebración de comicios autonómicos, municipales y generales. La gestión de las cuentas corresponderá a dos gobiernos, en un ambiente cargado de tensión electoral.
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En 2022 continuó afianzándose la entente con las regiones del noroeste. El reforzamiento de los vínculos políticos y empresariales con Galicia y Castilla y León para no quedar descolgados del Corredor Atlántico es un acierto, como lo fue en su día la firma conjunta de la Declaración de Santiago, donde se pusieron los cimientos para impedir que las regiones ricas fueran favorecidas en el reparto de recursos de la financiación autonómica. Una región de menos de un millón de habitantes tiene que forjar alianzas interterritoriales para alcanzar objetivos estratégicos. Entre esas metas se encuentra la lucha contra la despoblación, que ha logrado unir a todos los grupos parlamentarios, con la excepción de Vox, en torno al dictamen sobre el reto demográfico, que contiene más de 200 propuestas que deben enriquecer la Ley del Reto Demográfico. El arancel ambiental, una medida largamente esperada, ha sido aprobado en las instituciones europeas y su implantación está llamada a acabar con la competencia desigual que sufre nuestra industria pesada por las importaciones de productos provenientes de fuera de la UE.
El año que iniciamos está marcado por la renovación de la Junta General del Principado y de los consistorios municipales. Estamos en precampaña electoral, algo perceptible en las intervenciones públicas. Hay que lograr que la competencia por el voto no paralice las actuaciones en curso, las leyes en tramitación y los acuerdos puntuales en el Principado y ayuntamientos. Los meses que faltan para los comicios deben ser aprovechados para exponer los programas electorales y poder comprobar si las prioridades programáticas están en sintonía con las necesidades de la región. Los programas, hoy día, están devaluados porque no se trasladan a la opinión pública, convirtiéndose en un conjunto de deseos sin medida ni coste. No pueden quedarse en meras referencias ideológicas, sino en un compromiso de gestión con los electores. Sean cuales sean los resultados electorales, los partidos políticos deben evitar caer en la dinámica de la polarización que a Asturias solo le ha afectado tangencialmente, como se ve con la aprobación de todos los proyectos presupuestarios de la legislatura. No hay que dejarse arrastrar por los vicios de la política española. La gran cohesión de la sociedad asturiana debe ser siempre una referencia para la convivencia política.
En primavera está prevista la inauguración de la variante de Pajares, la infraestructura más esperada por los asturianos. La variante tiende un puente entre el trazado decimonónico y las líneas de alta velocidad del siglo XXI. Marca un antes y un después en la comunicación con la meseta. Trascendental para el futuro de la región es el destino que tengan los PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) de la industria y la energía, que deberán quedar cerrados en los próximos meses. Un año rodeado de expectación.
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