Llevo más de veinte días fuera de casa, concierto tras concierto, y aún me quedan unos cuantos más antes de volver a Gijón. Así que ... con el modo 'rock' en el cuerpo, apenas me llegaron las señales de que empezaba (¡por fin!) la Liga. La de Segunda, la de verdad. La que no parará con el inmundo Mundial.
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Y es que la temporada pasada del Sporting fue tan desoladora que emocionalmente desconecté del equipo. Necesitaba aire para coger fuerzas y volver a encantarme y sentir alguna esperanza. El verano ofreció un cambio de dueños y llegaron nombres muy interesantes: Izquierdoz, al que los enamorados de la Libertadores, recordamos por la final que jugó en el Bernabéu con la camiseta de Boca; también Cote y Jony, que tras periplos muy distintos, regresaban al hogar y demostraban un amor definitivo al Sporting. Además, tres chicos de Mareo en la convocatoria.
Tras varios vuelos, a toda marcha desde Barajas al hotel para ver el partido en la pantalla grande que tienen a bien ponerme en la cafetería del hotel. La banda y los técnicos están tan cansados que nadie me acompaña a verlo. Uno va a darse un masaje invitado por el 'Loco', otro sólo quiere lavar ropa, otro meterse en la habitación y desconectar. Por fin, baja Alfonso nuestro bajista a verlo conmigo. Yo sólo quiero que gane el Sporting.
Pero Anduva nunca fue fácil y el Mirandés es muy buen equipo, muy armado. Y lo demuestra desde el primer momento. Presionan muy arriba, abren el campo, y tienen algunos jugadores de enorme calidad táctica. Por momentos, los burgaleses parecieron el equipo grande y la jugada de su gol fue preciosa. El partido es el anuncio de lo que le espera al Sporting, jugadores que presionan muy arriba y que no te dejan respirar, al menos, hasta que el físico les alcanza.
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El Sporting aún no está engrasado, es como una banda a principios de una gira. Pero se ven ciertos aromas. Por ejemplo, Djuka como destinatario recibe balones de Queipo que son oro y atraviesan muros de defensas y largas distancias, esa sociedad es columna vertebral. El caso del montenegrino es curioso, una historia de encuentros y acuerdos, justo lo que no se lleva en la actualidad. Es una fábula tenerlo en Gijón. Imagino que tendría sus ambiciones, que quería jugar en equipos que le diesen un perfil mayor, pero curiosamente, una carrera larga en el Sporting vale más que deambular sin sentido por cientos de equipos. Al menos, en el aspecto deportivo. Quizá no sea la opción más rentable y ni siquiera -por el momento- es un lujo deportivo, pero el Sporting es un 'hogar', es un lugar sólido donde se puede vivir con el amor de una afición real que te respalda. Hay calor de familia, de tribu, con mitos viejos y desgastados, pero mitos. Un suelo sólido entre equipos líquidos. Y Gijón es una de las mejores ciudades de Europa para vivir. Djuka ha hecho muy bien en seguir al lado del Cantábrico
El partido, como todo inicio de gira fue confuso y sirve para seguir construyendo, tomar nota y engrasarse. Lo mejor del encuentro fue el saque de falta de Cote que Gragera convirtió en empate. Una curva tensa que era mitad ciencia, mitad arte, como el interior de una cúpula. Cote, en su constante deambular, lo hizo siempre por carreteras principales: Roma, Real Sociedad, Oporto, Villarreal...Y viene a ofrecernos todo el saber del que hizo acopio en tantos clubes. Ojalá sea el principio de un año épico.
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Esta noche somos cabeza de cartel en Sonorama. Espero dar un pase de gol.
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