Estimado Isidro: Hace muchos años que nos conocemos y que compartimos militancia política, primero en el PP y luego en Foro.
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Siempre gozaste de mi ... respeto que se vio acrecentado cuando tuve el honor de compartir contigo casi cuatro años, tú como diputado y yo como senadora por Asturias.
Tengo que agradecer infinitamente tu ayuda para enfrentarme a la inexperiencia parlamentaria y realizar un trabajo más o menos digno por Asturias en representación de Foro, partido del que tienes el privilegio de haber sido miembro fundador.
Pero hoy, tras leer la prensa y escuchar la entrevista en 'Radio Intereconomía' con Rafa González, siento una enorme pena y una decepción aún mayor.
Pena no porque me sienta mejor que tú, ni mucho menos, sino porque te veo haciendo equilibrios entre intentar ser quien eras y mantenerte en el espacio que ahora ocupas. Y decepción porque antepones intereses particulares a los principios del partido que fundaste. Intuyo la tragedia interna de tu conciencia, en esos momentos que todos tenemos, en los que nos quedamos a solas con nosotros mismos y nos atrevemos a decirle a nuestra imagen en el espejo «¿en qué te has convertido?».
Asturias -sin deberte nada- te debe un poco de historia cargada de futuro y llena de realidades que ennoblecieron nuestro pequeño gran país. En mi opinión, hiciste un gran trabajo, pero no debes olvidar que siempre tuviste la ayuda de un gran equipo de personas entre las que siempre estuvo y sigue estando Francisco Álvarez-Cascos.
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Hoy te echo de menos, no tanto porque ya no estás con unos compañeros que iniciaron una gesta en 2011, cuanto porque las explicaciones que hoy has dado no se corresponden con ese pedazo de historia que, junto con los compañeros de Foro, dejaste plasmada en los Diarios de Sesiones del Congreso de España y tampoco se corresponde con nuestras conversaciones en las que siempre, siempre, ambos, defendimos a ultranza las ideas, las propuestas y la obra realizada por Francisco Álvarez-Cascos.
Hoy, has perdido tu propio papel en la historia, y en lugar de jugar un papel constructivo, te inclinas de pronto por una opción, o mejor dicho, por una 'banda' (y digo banda porque se puede discrepar políticamente con fuerza pero jamás entrando en el terreno de lo personal), haciendo valer tu derecho individual por encima de tu responsabilidad histórica, con lo que empequeñeces tu propia figura.
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Me aterroriza que tú, ahora, no sepas ceñirte al papel que tus compañeros, los 19 que votaron para que estés en Madrid, te reclaman y que no seas capaz de mantenerte firme al lado de quien te lo ha dado todo en política -incluido un gran y merecido homenaje público de reconocimiento a tu trabajo en 2019 en Gijón, donde bien sabes quién faltó-, un papel que te obliga más que tu propio derecho individual de expresión, e incluso que tus propios intereses personales y económicos.
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