Dicen los meteorólogos que el otoño comienza hoy en el hemisferio norte. A las 14.44, hora peninsular, para ser más exactos. Lo recibimos con ... cielo plomizo, lluvia y ese viento de septiembre que nos anuncia que con él llegan los tiempos de castañes, manzanes y piescos. Y en lo político, este otoño será algo diferente, con fechas en las agendas de cada uno de los partidos que pueden marcar un antes y un después en su día a día.
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Empecemos por el partido más votado: el PSOE. La primera parada en su agenda política es el congreso federal, que se celebrará en Sevilla el último fin de semana de noviembre. Allí, salvo sorpresa, Pedro Sánchez será encumbrado de nuevo como el Dios del cielo socialista. En Asturias, por si acaso, y para evitar posibles descarríos en el rebaño, el pastor de la FSA, Adrián Barbón, ya alzó la vara de ablanu a los cielos, cual Moisés ante el Mar Rojo, para dejar claro a Sánchez que él, y por consiguiente, como diría Felipe González, todo el socialismo astur sólo creen en el Dios del puño y la rosa.
Y decía lo de adelantarse a dar su apoyo al secretario general porque Barbón ya empieza a mirar a su propia casa. Tras el congreso federal tocará el autonómico, que tendrá que celebrarse antes del 23-F, que también vaya fecha han puesto de plazo. Será ese proceso en la FSA donde las voces críticas de los últimos meses demuestren den el paso adelante y planten batalla. Para eso llevan meses preparándose alrededor de algunas cocinas de carbón. Si no lo hacen, estos críticos serán más 'fake' que el Chencho que este verano se autoerigió como líder de algo que no existía. Estaremos ojo avizor.
Por cierto, y para alejar cualquier sospecha. Descarten al alcalde de Siero como el anticristo de la FSA. Ni está por la labor ni tiene querencia alguna por ser el Iznogud, aquel visir del conocido cómic que quería ser califa en lugar del califa. Quizás haya tenido que ver su reciente viaje a Pakistán. De allí, nuestro Cepi ha vuelto con los chakras reordenados. Y es que la valentía es desaprender y como ya dijo Buda «para entender todo, es necesario olvidarlo todo».
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En el PP también vivirán un otoño calentito. En los próximos meses deberían celebrarse los congresos de Oviedo y Gijón. Y lo ponemos en condicional porque no está claro que la dirección regional los convoque. El líder Queipo no quiere líos y como eso es imposible, se piensa muy mucho poner fechas. En Gijón no sólo no habrá lío, sino que habrá feroz batalla cual gladiadores en el Coliseo. Y cuanto más tiempo se tarde en convocar el cónclave, más dura será la guerra. Pumariega es la persona que gusta a la dirección regional, pero la vicealcaldesa se hace de rogar. Por mucho que Queipo trate de alejarse del asunto gijonés, lo cierto es que lo que aquí ocurra supondrá un examen a su gestión en el partido. Él lo sabe y por eso la posibilidad de que el congreso se retrase más de lo debido es una opción cada vez más real. Como también es la posibilidad de que se monte una gestora que sea la que rija los designios del partido en la ciudad hasta que se puedan dar las condiciones idóneas para que la batalla sea menos cruenta de lo que ahora parece ser.
En la taifa de Oviedo, el PP también tiene que celebrar su congreso local. Y aquí el dilema es saber con quién se va a posicionar Queipo y su dirección. En el caso capitalino no habrá intervención de la dirección regional, se apuesta por la más absoluta neutralidad. El líder popular no quiere enfadar ni a Canteli, que quiere colocar a uno de sus peones al frente del partido (se habla de Mario Arias), ni tampoco a la parte de Caunedo, que sigue como presidente local. En esta facción se apunta a Gerardo Antuña, el defenestrado por el regidor en la última lista electoral, como el elegido para dar batalla al alcalde en esta especie de guerra fría entre cantelistas y caunedistas. ¿Aguantará Queipo la presión de ambos bandos para que se moje? El de Castropol, quizás por la influencia de los vientos del oeste de la ría del Eo, es astuto. Pero no es menos cierto que «a raposu durmiente, no le amanece la pita en el vientre». Y en los teitos de Somió ya atizan la llareira.
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