Rebeldes con causa

Porque sí, en 2024, cuando encaramos el primer cuarto de vida de un siglo tan convulso como es el que nos ha tocado, la libertad de prensa tiene que seguir siendo reivindicada cada día. A las históricas amenazas a nuestra profesión, como son los autoritarismos, las guerras, la corrupción y los poderes económicos, tenemos que sumar ahora otra que también atenta contra los pilares básicos de nuestra Democracia. Estoy hablando de los bulos, de noticias falsas fabricadas en despachos de gobiernos y partidos políticos y que a través de nuevos canales, como son las redes sociales, intentan parasitar a la opinión pública.

La desinformación es carcoma para los pilares de nuestro Estado de Derecho. Lo vemos en determinadas decisiones y discursos asumidos por los partidos, aludiendo a supuestas informaciones escritas sin citar fuentes ni datos contrastados; lo vemos cuando hay partidos que vetan a sus actos a medios y periodistas, ya que no les gusta que pongan blanco sobre negro los bulos que vomitan sus líderes; lo vemos con gobernantes que no tienen reparo en decir que han dado orden a sus departamentos de comunicación para que elaboren listas negras con los periodistas críticos; o en aquellos responsables de departamentos de prensa, empujados por sus jefes, casi siempre políticos, que de forma sutil muchas veces –otras no tanto– tratan de coaccionar a los periodistas para que no cuenten lo que no quieren que contemos. Periodismo es sinónimo de libertad y de rebeldía con causa. Y por mucho que lo intenten, no nos amordazarán. Porque sin periodismo no hay democracia.