Un déficit de idoneidad

PLAZA MAYOR ·

Lunes, 7 de febrero 2022, 01:48

Tras el anuncio de implantación de nuevas titulaciones, y el cambio de domicilio de otras, anunciado por el rector de la Universidad de Oviedo hace ... una semana, una cosa ha quedado clara: los únicos que han reaccionado de manera que se les entiende son el alcalde de Oviedo, el alcalde de Mieres y el director de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón.

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Alfredo Canteli se ha echado al monte ante la pretensión de trasladar a Mieres la languideciente Escuela de Minas de Oviedo (en funcionamiento desde 1960, solo 106 alumnos en la actualidad) y llama a la población de la capital a rebelarse contra las intenciones del alma mater asturiana. No le basta con que en el reparto de grados universitarios le hayan asignado a la capital el de Deporte, de nueva implantación. Quiere más. Desempeña así el papel que corresponde a un alcalde ovetense: todo para Oviedo.

En Mieres querían que esos nuevos estudios se cursaran en el campus de la cuenca del Caudal. El alcalde mierense pio en tal sentido con insistencia y cuando se conoció la decisión de llevarlos a Oviedo, Aníbal Vázquez expresó con nitidez y energía su rechazo. Le pareció poco que los estudios de ingeniería de Minas se concentren en Mieres (cuna de la Escuela de Capataces, luego facultativos, más tarde peritos y por último ingenieros técnicos mineros) con la añadidura de los de Ingeniería en Energías Renovables.

Contrasta con las reacciones reivindicativas de esos alcaldes la postura conformista mantenida desde el Ayuntamiento de Gijón, con su alcaldesa a la cabeza. Mansedumbre y resignación. Ni una palabra de protesta de Ana González por la petición desoída de incorporar al campus gijonés el grado de Deporte y conformidad manifiesta con el premio de pedrea que es la formación dual en Ingeniería Mecánica, lo único concreto, lo único, que hay para Gijón en el nuevo plan, que ha sido acogido en su conjunto con manifiesto agrado por el Gobierno regional, lo que en clave gijonesa tampoco es de recibo.

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En cambio, demostró estar a la altura de las circunstancias, desde el punto de vista de los intereses de Gijón, el director de la Escuela Politécnica de Ingeniería, Juan Carlos Campo, al considerar un error dañino no incorporar al centro docente gijonés las enseñanzas de Ingeniería en Energías Renovables.

Parece indubitable que Gijón ha sido víctima de una nueva postergación, un episodio más de ninguneo. La pasividad, si no complacencia, que en la representación más caracterizada del concejo han tenido como reflejo los hechos, lleva sin dificultad a considerar razonable que se da en este caso un manifiesto déficit de idoneidad para el desempeño del cargo.

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El cuadro quedará completo si la rebelión de Canteli consigue frenar el traslado de la Escuela de Minas de la capital a Mieres, verdadera piedra de toque para calibrar el plan. El desenlace de esta pugna servirá para saber quién es quién en el tablero político regional: el alcalde de Oviedo, el presidente del Gobierno autónomo, la alcaldesa de Gijón y el rector de la Universidad. Ver veremos.

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