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La mujer de arena Kobo Abe (1962) Siruela, 2024.
Libros de siempre jamás

Atrapados como insectos

Viernes, 12 de abril 2024, 02:00

'La mujer de arena' es una de esas novelas que nunca se irán de la memoria del lector, no sólo por la impresión que ... causan las imágenes insólitas que propone, sino por la atmósfera opresiva y asfixiante que describe. La tensión, la ausencia arbitraria y abrasiva de salidas y el sufrimiento que describe el autor con su imaginación desbordada provoca una sensación difícil de olvidar. Esta impresión angustiosa la hemos sentido con otros grandes libros en los que los elementos provocadores eran el agua o el fuego, el calor o el frío, incluso la desolación y el hambre o la presencia de elementos terroríficos desconocidos. Pero en el caso de esta magnífica novela del japonés Kōbō Abe (1924-1993) el elemento inquietante es la arena. Un profesor del que poco sabemos (salvo que es un hombre tímido y solitario aficionado a la entomología) aprovecha unos días de vacaciones para viajar en busca de especímenes únicos hasta un territorio de grandes dunas al lado del mar. La aventura lo lleva hasta una aldea atrapada entre gigantescas paredes de arena y a la que se accede únicamente a través de unas escalas de cuerda. Se hospeda en la casa de una mujer joven y viuda y a la mañana siguiente comprende que se encuentra atrapado en un mundo en el que la vida se reduce a una lucha constante contra la arena que todo lo contamina, lo corroe, lo invade y lo cubre. Las escalas han sido retiradas y él es un prisionero por fuerzas indeterminadas y obligado a palear arena para evitar que el pueblo sea engullido. La mujer de arena, publicada por primera vez en 1962, es una novela con un alto contenido psicológico y plagada de simbolismos. La desesperanza del hombre y la resignación de la mujer se enfrentan (o se encuentran) en una atmósfera de lucha violenta en la que sólo la ternura será capaz de conseguir alguna tregua. Podría parecer esta historia una lucha del hombre contra las fuerzas naturales, pero más bien estamos ante una alegoría en la que se pone de manifiesto lo absurdo de una sociedad de seres humanos entregados al trabajo, una sociedad que no trabaja para vivir, sino que vive exclusivamente para trabajar. Hay semejanzas con las atmósferas kafkianas y analogías con las obras existencialistas. La condena del trabajo, el miedo al anonimato, la injusticia, la violencia machista, la deshumanización o la resignación son algunos de los muchos temas planteados por Kōbō Abe. La narración, aunque en tercera persona, transita en el territorio de la introspección del 'hombre' atrapado. La arena pudiera significar el dinero, dios de nuestra sociedad, tanto en forma de plusvalía, como de salario e incluso de limosna, ese poder material que todo lo controla, lo oprime, lo corrompe, ese elemento simbólico que limita la existencia. Somos insectos atrapados sin remedio, pero tal vez haya una pequeña luz a la que podamos acercarnos sin que seamos abrasados tristemente. Excelente novela de inolvidable atmósfera asfixiante.

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