E n todos los gobiernos hay ministerios esenciales y ministerios floreros. Estos últimos, se acrecientan en gobiernos débiles o de coalición, en el que se ... crean ministerios por una chusca necesidad de acuerdos y favores. De los veintidós ministerios de Pedro Sánchez, los que más suelen dar que hablar, generalmente por las 'boutades' y de sus cabezas ministeriales, son los más innecesarios.
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El Ministerio de Igualdad debería ser el más importante del Gobierno. Y no me refiero al de Irene Montero y adláteres, sino a un ministerio integrador que hiciese observar en todas las circunstancias el artículo 14 de la Constitución que dice «Todos los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión y cualquier otra circunstancia personal o social».
Y al decir todos, esa totalidad integra a los ateos y a los religiosos. A los heteros, a los homos y a los trans; a los sanos y enfermos; a los blancos, negros mulatos, amarillos y colorados, y también al variado paisanaje que va al programa de 'first dates'.
«A cualquiera que hubiese dicho las barbaridades de Ángela Rodríguez, número dos de Irene Montero, se le pediría la perpetua»
Ese Ministerio de Igualdad entre los españoles poco tiene que ver con el ministerio de Montero, nacido para la trifulca y la desigualdad. Ángela Rodríguez, secretaria de Estado y número dos de Montero, ya había dado la campanada el pasado verano con un anuncio sobre las gordas, gordos y gordes, de la que no se privó de imágenes manipuladas y robadas, por las que tendría que haber dimitido, tanto ella como su jefa. Hace unos días, volvió a la carga en plan chirigota, y objetivamente ofensivo para las víctimas, viniendo a decir, entre otras cosas, que los que critican las excarcelaciones y rebajas de condenas de violadores que trajo las evidentes chapuzas de la ley del 'Sólo sí es sí' somos fascistas, machistas y compadreamos con la violencia de género. Por cierto, declaraciones criticadas por las mujeres socialistas que comparten coalición. Ángela, Irene, y compañía creen en plan Rey Sol, que «la Igualdad soy yo». A cualquiera que hubiese dicho públicamente las barbaridades de Ángela, se le pediría la perpetua. Nosotros nos conformamos con su dimisión.
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