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España y Asturias, ¿repobladas?

Por primera vez en décadas, el aumento de población gracias a los aportes migratorios se da en casi todas las provincias de España

Jacobo Blanco

Gijón

Martes, 26 de noviembre 2024, 01:00

Los últimos datos de la Estadística Continua de Población que elabora el INE confirman, un trimestre más, la tendencia. Tras un débil arranque de año, ... el número de residentes en España sigue creciendo con vigor: 426.000 nuevos habitantes entre los meses de septiembre de 2023 y 2024. Sí, estamos manejando cifras provisionales y para sólo un año. Pero la tendencia es nítida, más allá de futuros ajustes, y coherente con la de 2022 y 2023. Por supuesto, la población crece gracias a los aportes de nuevos inmigrantes: algo más de medio millón de extranjeros que compensan, con creces, el descenso en 100.000 de los españoles.

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Nada nuevo. La tendencia a crecer con los aportes migratorios está consolidada en España dese hace lustros. Primero, en combinación con un leve aumento de los nacionales. Y, ahora, compensado su disminución. La excepción fueron los años de la Gran Recesión y el periodo del covid. La novedad es que, por vez primera en décadas, el aumento de población se da en casi todas las provincias de España. Sólo quedan fuera la Ruta de la Plata –con la excepción de Asturias, Salamanca y Sevilla– y las provincias de Córdoba y Jaén. En la meseta, sólo Soria pierde población. Y siempre como consecuencia de la pérdida de población local, por saldos vegetativos muy negativos combinados con la marcha de sus 'leyendas urbanas', jóvenes de la tierra que se van a buscar un futuro mejor. No hay ninguna provincia que registre saldos migratorios negativos con el extranjero. Y, aunque la llegada de extranjeros parece más intensa en las riberas del Mediterráneo o Madrid, provincias como Lugo o Asturias muestran tasas de inmigración en relación con la población en torno al 1%, muy similares a la media nacional.

Pero ¿por qué? Las fuentes disponibles confirman lo que, creo, es evidente para todos. Los extranjeros tienden a trabajar como asalariados en sectores de baja cualificación, como la hostelería, actividades de los hogares, la construcción o el comercio. Por ejemplo, y según la última EPA, el 62% de los ocupados latinoamericanos –perfil de extranjero más habitual– trabajan en la hostelería, el comercio o en ocupaciones elementales, por sólo el 29% de los españoles. En el caso de los ocupados en la economía informal –los llamados irregulares, sin permiso de trabajo–, un informe de la Fundación porCausa estimaba, en 2020, que sectores como los hogares, la limpieza –actividades consideradas esenciales por la UE– suponen la mitad de los empleos, añadiendo la construcción un 20% adicional. Todo ello compone un paisaje en el que el envejecimiento de la población y el turismo, así como la construcción, son los grandes atractores de empleo.

Si nos centramos en el caso de Asturias, observamos que, como en otras regiones de la 'España despoblada', son ramas de actividad que despuntan con fuerza: en el año transcurrido entre los meses de octubre de 2023 y 2024 la afiliación a la Seguridad Social en Asturias pasó de 377.371 a 383.597 trabajadores. Esto es, 6.226 nuevas afiliaciones, un 1,65% más a lo largo del periodo. Pero la rama de hostelería creció un 5,5%, la de hotelería un 15,8% y la de limpieza un 3,4%. En total 2.807 nuevos cotizantes, casi la mitad del total. No tenemos datos acerca del siempre opaco mundo de la economía informal. Pero todas las estimaciones coinciden en que, sólo en el sector de los cuidados a mayores, son miles las personas, mayormente extranjeras, trabajando de manera irregular, sin cotizar a la Seguridad Social. Echen, si no, un vistazo a su alrededor. Y como Asturias, Palencia, Cuenca o Albacete.

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Otras variables que explicarían esa atracción hacia la 'España vaciada', también hacia Asturias, serían los precios, especialmente el de la vivienda, relativamente asequibles y un Sistema de Salud que, aún a pesar de sus problemas, resulta valoradísimo cuando se llega de países donde no existe. Aún no disponemos de datos fiables por municipios, pero en el caso de Asturias, dadas las tendencias de asentamiento, con el precio de la vivienda como una de las claves, no sería extraño observar crecimiento poblacional en las Cuencas, del mismo modo que ahora lo vemos en Oviedo o en algunos concejos rurales.

Quedarían por analizar posibles consecuencias. Por una parte, la repoblación ya rejuvenece algunos grupos de edad de nuestra pirámide poblacional: en el caso de Asturias, aumentan las personas de entre 35-50 años, así como los menores, invirtiendo la tendencia de los últimos lustros. Por otra, cabe cuestionarse un modelo de crecimiento económico quizá demasiado orientado hacia sectores que pueden ser esenciales, pero aportan, con frecuencia, poco valor añadido. Además, la concentración laboral de la inmigración en ramas de actividad tan concretas podría crear sectores-gueto, que son siempre los más vulnerables en caso de recesión. En algunos barrios, y según el Atlas de Rentas, la tasa de pobreza de los extranjeros cuadruplica la de los nacionales. Son aspectos a los que deberíamos atender, soslayando posibles problemas futuros. Pero, sobre todo, buena parte de los nuevos españoles y asturianos –o aspirantes a serlo– llegan pensando en el 'sueño español': aterrizan con un proyecto de futuro, con ganas de prosperar y ser parte de la comunidad. Y eso es algo que, en una región envejecida y resignada como la nuestra, no tiene precio. Muchos, además, llegan con títulos formativos bajo el brazo. Es nuestro deber aprovechar ese capital, ampliando las oportunidades que les ofrecemos.

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Y, por último ¿asistimos a un punto de inflexión de dimensiones históricas? No lo sé. Trabajamos con datos fragmentarios. Y nos equivocamos augurando que la población asturiana caería por debajo del millón de habitantes en 2022. Así que podemos equivocarnos ahora asegurando lo contrario. Es pronto aún para tener todas las claves de un fenómeno que nadie anticipó, al menos con esa intensidad y continuidad. Pero todo apunta a que mientras las cosas no vayan bien por tantas regiones del mundo, muy especialmente por Hispanoamérica o África, y en España vayan las cosas aceptablemente, aunque sea recurriendo a actividades de bajo valor añadido, seguiremos asistiendo a la repoblación y rejuvenecimiento de buena parte de la llamada España despoblada.

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