El Jovellanos riza el rizo sobre el asturiano

GALERÍA DEL NÁUFRAGO ·

Ramón Avello

Gijón

Sábado, 13 de febrero 2021, 02:13

Por afición a tiempo total, más que por oficio a tiempo parcial, voy con asiduidad a teatros y auditorios, incluso durante estos días de perimetración. ... Desde la butaca del Campoamor, fui testigo del primer pateo sonoro, en enero del 2018. El público esperaba la premier de la ópera 'Pelléas et Melisande', de Debussy, cuando se escuchó por la megafonía del teatro, después del protocolario saludo en castellano e inglés, el «Bien llegaus al Teatru Campoamor...» en lengua llariega. La actitud poco respetuosa del respetable nos sorprendió a muchos, pero sobre todo al director de Orquesta Ives Abel, que en ese momento se dirigía hacia el centro del foso orquestal. El bueno de Abel debió pensar que estaba ante un público feroz. Probablemente, aquella primera reacción ante el anuncio de bienvenida en asturiano se debió más a un cúmulo de circunstancias, como el poso del Process y cierta hartura de un tripartito con tendencias 'bablayas' que regía el Ayuntamiento ovetense, que al rechazo visceral a «la nuesa fala melguera». De hecho, en dos años, el pateo 'campoamorino' fue perdiendo fuerza y evolucionando bien hacia la indiferencia ante el mensaje, bien, en algunas representaciones operísticas, hacia un curioso duelo de pateos y aplausos que no deja de ser otra manifestación folklórica.

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Los saludos en asturiano en el Teatro Jovellanos son relativamente recientes. Se empezaron a emitir el pasado otoño con algunas particularidades respecto a Oviedo. La primera, suprimieron el saludo en inglés. Parece que aquí somos más locales. Y la segunda, ampliaron el texto del saludo a todas las recomendaciones sanitarias por el coronavirus, anunciadas, casi en los mismos términos, anteriormente en castellano. Por cierto, más que asturiano o bable, el texto de las alocuciones está en 'amestáu', esa mezcla de asturiano y castellano que traduce jabón hidroalcohólico por xabón hidroalcohólicu. (En mi pueblo se decía 'xabón güelmu'). Creo que a la mayoría del pueblo soberano le importan un bledo las lenguas del saludo. Sin embargo, le empieza a cansar la pesadez recalcitrante de los mensajes bilingües y casi iguales, que alargan, inútilmente el tiempo de espera del espectáculo.

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