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Saturación y ejemplaridad

Cabría preguntarse si los asturianos somos un pueblo ejemplar o si, a veces, nos mata la pasividad ante la presunción de que nuestro ruido no atraviesa la Variante

Viernes, 20 de octubre 2023, 22:17

No es sencillo en esta semana ser mínimamente original a la hora de redactar un artículo de opinión. Los Premios Princesa y los actos públicos ... con los galardonados acaparan la información y –todo hay que decirlo– el interés de numerosas personas por ver y escuchar a personajes a quienes admiran. Y ello, sin duda, es saludable porque incentiva la participación en una programación que también es cultura, por encima de ideologías, credos o localismos. Pero mañana todo volverá a la normalidad y sólo quedarán recuerdos, espero que buenos, de la presencia y palabras de los premiados, en lo que es una edición más de la imaginativa y certera creación de Graciano García.

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Fuera de lo peculiar del calendario, coincidente un año más con el Desarme gastronómico, que también traspasa ya los linderos ovetenses, se junta este año la simultánea conclusión de la obra-tortuga de la 'Y' y el anuncio del billetaje para viajar por los túneles de Pajares, Por cierto, será el día en que se cumplen 190 años de la división provincial. Buenas noticias, en todo caso, que hay que recibir con satisfacción, después de tantos años de resignación e incomodidades. Conformismo que, espero, no se dé en ninguna instancia pública o privada en la postergación del Corredor Atlántico y, singularmente, de nuestra región en su hipotético trazado. No es una cuestión secundaria y hay que acopiar muchas fuerzas, interiores y vecinas, para exigir a las instituciones estatales un reequilibrio regional en las grandes apuestas estratégicas y presentarse con fuerza ante una Europa escéptica, de momento, ante nuestras pretensiones, como muchos lo somos, a nuestro pesar, dada la mayor contemplación de Madrid hacia otros territorios. Y el tema de la trabajosa y cismática investidura no nos va a ayudar, me temo. Como en la financiación autonómica. Y espero que la apuesta del hidrógeno verde no siga muy verde o se escape con el paso del tiempo.

También, todo se agolpa, aparecen temas locales de gran trascendencia. En las grandes ciudades, el asunto de las estaciones de Gijón, la zonificación verde de 'el Solarón' y la inherente movilidad, creo que deja más preocupados a vecinos y usuarios de tren y bus que a las autoridades que se van sucediendo en esta desgraciada operación que tanta ilusión suscitó hace ya décadas. También va para largo, pese al impulso de estos días, el tema de la reordenación de campus universitario en Oviedo y la concentración de sedes judiciales. Alguien me llamó la atención, hace más de un año, cuando censuré la frivolidad o ingenuidad con que portavoces públicos llegaron a decir que de forma inmediata –y casi a coste cero– se iban a meter juzgados en laboratorios y aulas en paritorios. Así de claro y ahí está la hemeroteca. Ahora se ha abandonado el sensacionalismo y, de forma realista, parece acometerse una operación tan compleja como importante a nivel metropolitano.

Pero todo se vuelve cuestión menor en una sociedad y una comunidad donde somos comparativamente muy afortunados, viendo las catástrofes internacionales, en un juego cruel de mutar los focos de atención. Si la invasión de Ucrania conllevó sordina al éxodo africano, la tragedia de Gaza y el terrorismo que acentúa la permanente inestabilidad entre palestinos e israelíes han desplazado lo que era un monopolio informativo en torno a la guerra de Putin que, como era previsible, ya quiere 'meter pesetina' en Oriente Próximo, lo que es habitual y, en este caso, le puede dar, en una maniobra de distracción, algo de oxígeno. Y más en un conflicto donde instancias desconocidas quieren sumirnos en la confusión y embarullar las responsabilidades, para desinformarnos y dividirnos a los europeos.

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En fin, en este rosario de preocupaciones, inquietudes y esperanzas, hoy habrá fiesta en Arroes, Pion y Candanal, con motivo de la entrega del premio al Pueblo Ejemplar del año. Ya son muchas ediciones que sirven para unir a quienes presentan candidaturas y para exponer sus logros como pequeñas comunidades. Una ilusión que se conserva, con orgullo, pasados años desde el otorgamiento. Las consecuencias y beneficios a medio o largo plazo ya son harina de otro costal, aunque algo de incentivo, siquiera turístico (Cadavedo es un ejemplo claro), ha de constatarse. Bien por estos reconocimientos, pero, chauvinismos y grandonismos al margen, cabría preguntarse si los asturianos somos un pueblo ejemplar o si, a veces, pese a ciertos hitos históricos, nos mata el conformismo, la pasividad ante la presunción de que nuestro ruido no atraviesa la famosa Variante.

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