Estos listos tan listos

No son agoreros, ni pesimistas, ni moscas cojoneras. ¡Qué va! Son realistas, adelantados a su tiempo. El mundo se va al carajo por culpa de los políticos y hay que exterminarlos a todos, gritan entusiasmados, como si cantaran el Gordo de Navidad. Una buena bomba en el sitio justo es para ellos la mejor solución. Para la angustiosa sequía más pantanos, aseguran, como hizo Franco, él sí que sabía: hundir pueblos y lo que hiciera falta; y a tomar por el saco la sequía. Saben de ingeniería, de botánica y, sobre todo, de cárceles. Los ecologistas a la cárcel, dicen, pero a una cárcel de verdad, con trabajos forzados, y no a estas cárceles de ahora que son hoteles de lujo. Si hay incendios, tienen la solución: poner a todos los parados (según ellos la prestación por desempleo no es un derecho sino la sopa boba) a limpiar los bosques; hala, pico y pala y a currar en otoño y en invierno. ¿Y el cambio climático? Vamos a ver, una cosa es que haga algo más de calor, que lo hace, y otra este fanatismo ecologista que hunde en la miseria a las empresas y nos amarga la vida. ¡Qué listos son!

Saben de agricultura y de medio ambiente. Hay que explotar todas las minas de uranio y de litio y de lo que sea, y volver a abrir las de carbón. Que haya humo, polvo y contaminación, hostias, esa es la respiración de la prosperidad. Y luego ya mandaremos a los políticos a limpiar, que son unos vagos y cobran hasta estando de vacaciones, y a los que reciben ese ingreso mínimo vital que no es más que una paga del vicio.

Ellos saben de todo, porque son muy listos. De economía controlan una barbaridad, aunque dicen que los economistas son unos cantamañanas. Y da gusto oírlos hablar de medicina. ¡Qué desparpajo a la hora de definir síntomas y prescribir tratamientos! En un periquete te recitan los perjuicios de las vacunas o los remedios para el cáncer de próstata. Nunca nadie los engaña, porque son muy listos. Privatizar y privatizar, aseguran ellos, gestión de empresas, porque lo público ya se sabe, gente chupando del bote, chiringuitos a retorcer. Sobre política exterior están bien informados. A los marroquíes un par de buenos misiles y todo solucionado, gritan con entusiasmo, y después un muro de hormigón, porque todos los problemas vienen por la emigración. Un Putin o un Trump nos hacía falta, uno con dos cojones que pusiera las cosas en su sitio, y no un cagalilas como el que tenemos. ¿Y la guerra? Muy fácil ¡Que se maten entre ellos! ¿Qué se nos perdió a nosotros en esa vaina!

Pero de lo que más saben los listos es de psicología. Da gusto escucharlos hablar de la tontería esa de las fobias, de los hiperactivos, que no son más que niños consentidos, o de la depresión. ¡Cuánto saben de la depresión! A fregar portales o a picar carbón podrían ellos a todos los deprimidos, para que se deprimieran de verdad. Cada cosa que dicen la acompañan con un 'está demostrado', o con un 'lo que yo te diga', o con un 'a mí me lo vas a contar'. ¡Vamos a ver, alma cándida, tú en qué colegio estudiaste!, te dicen cuando te sales de su guión. ¿Y qué es eso de no poder piropear a las mujeres con lo buenas que están algunas? Estamos haciendo un país de feministas y maricones. Son muy listos y tienen soluciones para la inflación y para las alergias, para la subida de la luz y para los problemas de tráfico. Eso sí, lo primero habría que fusilar a unos cuantos. No escuchan, solo hablan, y no son de izquierdas ni de derechas, qué va, ellos no son políticos, solo son listos. Cuando tienes la suerte de toparte con ellos respiras agradecido. Me pregunto si, de tanto escucharlos no me habré convertido en uno de ellos.