El Molinón y Mareo

Recapitulemos. Orlegi adquirió a la familia Fernández los derechos del alquiler de la Escuela de Fútbol de Mareo hasta 2022 y la concesión gratuita del estadio de El Molinón durante treinta años (ya van consumidos cuatro o cinco). Ello no impide que los nuevos descubridores, ante la pasividad corporativa, en una manifestación sorprendente de dejación colectiva de responsabilidades que abarca desde la alcaldesa al último concejal, actúen con toda naturalidad en la presentación de proyectos y planes a los que cuesta trabajo encontrar sentido porque la propiedad no les pertenece en su totalidad.

En cuanto al alquiler de las instalaciones de Mareo, que se rigen por unas condiciones específicas, modificarlas tendría que ser con diafanidad y transparencia, porque toda opacidad en este supuesto podría ser calificada de ilegal. ¿Y qué decir de El Molinón? La concesión gratuita parece ser objeto de un malentendido. El Molinón no es de Orlegi pero como si lo fuera (Mareo tampoco). Bien es verdad que el único compromiso municipal es aceptar las condiciones que pone la FIFA para obtener la condición de sede para el Mundial de 2030. O sea, nada, porque no compromete al Ayuntamiento en ningún sentido. Pero todo ello sirve para jalear presuntas novedades en relación con la competición.

Se habla de 40 millones de euros. Humo. ¿De dónde va a salir financiación tan cuantiosa? Me atrevo a pronosticar -yo no lo veré- que no habrá Mundial en 2030 en Gijón.

Evidentemente, como la conclusión es que, posiblemente, se esté ante un fenómeno de abducción colectiva, surrealismo puro, o llámese el mundo al revés, habrá que confiar que en 2023 se sepa deslindar lo público de lo privado, puntualizar que ni El Molinón ni la Escuela de Fútbol de Mareo están en almoneda, porque son el resultado del ahorro del pueblo gijonés, aunque no hay que dejar de reconocer que la realidad puede contemplarse de otra manera viajando, que es muy ameno e instructivo.