Positivismo frente a malinchismo

Pues no tienen razón. España es uno de los países más admirados, y no sólo porque seamos el segundo país más visitado y el destino gastronómico y cultural más apreciado, sino por otras muchas circunstancias. Somos líderes indiscutibles en el mundo en donaciones y trasplantes de órganos, lo que dice mucho de nuestras infraestructuras sanitarias, de nuestros profesionales y también de nuestra solidaridad. Hemos sido el tercer país del mundo en legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo, lo que unido a que somos el país donde la homosexualidad está más aceptada, dice bastante de nuestro espíritu transigente. Los cinco mil kilómetros de vías ferroviarias de alta velocidad nos sitúan a la cabeza, sólo tras China y Turquía. España es referencia mundial en el alcance de la fibra óptica, por encima de países como Alemania o Reino Unido. En el despliegue de Red 5G estamos a la cabeza. El territorio español se posiciona como el de mayor capacidad del mundo en almacenamiento de energías renovables. Somos el cuarto productor mundial de energía eólica. Hay algo importante, porque es consecuencia de la universalidad y gratuidad del envidiable sistema sanitario: la esperanza de vida (83 años), sólo superada por Japón, Suiza y Singapur. Somos el primer país en reservas de la biosfera y tercero del mundo con más lugares Patrimonio de la Humanidad. En aceite de oliva, vino, naranjas, hortalizas o jamones somos referencia mundial. Somos uno de los países más seguros, asunto crucial para valorar la calidad de vida. España es el tercer país con menor tasa de asesinatos de Europa y está entre los de menor índice delictivo del mundo.

Eso sí, según las encuestas del Centro de Estudios Europeos, los españoles somos los que menos superiores nos creemos con respecto a los demás. Somos uno de los países legalmente más igualitarios en el trabajo y el país con más mujeres gobernando. Hay muchas estadísticas que nos favorecen. Imposible recogerlas todas. Estamos a la cabeza en aceptación y acogida de refugiados. Son datos incuestionables, aunque las moscas cojoneras encontrarán motivos para cuestionarlos. España es un país maravilloso en muchísimas cosas, y hay que decirlo con orgullo, a pesar de que, por supuesto, tengamos muchas cosas en las que mejorar. La crítica fundada ayuda a mejorar, pero el vuelo de las moscas cojoneras oscurece la vida. Según el Bloomberg Healthiest Country somos el país más saludable del mundo. Este índice combina factores como esperanza de vida, atención sanitaria (gratuidad y universalidad), medicinas preventivas y otros indicadores destacables. ¿Qué decir de nuestra atención integral y exquisita a los invidentes (ONCE), única en el mundo? El programa de viajes vacacionales a los pensionistas (INSERSO) es una referencia mundial.

Y todo esto (y mucho más) ocurre por nuestros valores, nuestra manera de ser, nuestras capacidades y también gracias a los diferentes representantes públicos (de ideologías diferentes) que en las últimas décadas tomaron decisiones positivas que propiciaron leyes y proyectos para hacer de España un lugar maravilloso para vivir admirado en el mundo. Lo que ocurre, ocurre porque hay personas que lo proponen y lo propician, porque hay personas responsables que trabajan bien. La 'teledesastre' contribuye a la proliferación de las moscas cojoneras. Como escribía/dibujaba El Roto, «nos operan del pensamiento con anestesia mediática». No soporto ese onanismo de impotentes que creen poseer una moral excelsa. No quiero ser un soberbio chauvinista. Tampoco un malinchista ingenuo. Pretendo ser crítico a la vez que positivo.