Harto, que me tienen harto. Harto de los anuncios telefónicos, de las llamadas intempestivas, de las ofertas ciegas sobre productos que ni he pedido, ni ... quiero ni deseo. Harto de la poca eficacia de la lista Robinson, que tal vez sirva para los correos postales, pero no para las llamadas. Y harto de la ineficacia legislativa, por la que promulga una ley sin medios para hacerla cumplir. Como recordarán, hace más de dos años se aprobó una actualización de la Ley General de Telecomunicaciones que en su apartado 66 nos concede el derecho «a no recibir llamadas no deseadas con fines de comunicación comercial». ¡Valiente derecho para los que tenemos un número de teléfono atopadizo!
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El móvil está a punto de morir de éxito. Cada vez sirve menos para comunicarse –los jóvenes nunca llaman, wasapean– y más para otras cosas dispersas y diversas. Entre ellas, el intrusismo a través de las llamadas que ofrecen el oro y el moro y que la ley no puede evitar. He observado que en los últimos meses son cada vez menos frecuentes las llamadas de las compañías telefónicas para que desertemos de la nuestra. Continúan las llamadas de presuntas compañías de luz diciendo que podríamos pagar mucho menos de electricidad, y se han incrementado curiosas llamadas de voces metálicas y lejanas pidiéndonos que le agreguemos al wasap, para cobrar un premio de un juego que no jugamos, conseguir un trabajo que nunca solicitamos, o anunciarnos la visita del revisor de un gas que no tenemos.
La Policía Nacional informa que al menos están circulando diez nuevas estafas que usan el teléfono como medio. Pues bien, ¿no se podría intentar contener esas estafas centrándose no en las, a veces ingeniosos recursos de los estafadores, sino incidiendo y atacando al medio en sí? Recuerdo que en un pueblo había un restaurante, que llegó a tener más empresas domiciliadas que sillas en el comedor. La Guardia Civil lo atajó. Igual que se atajaría una empresa de alquiler de coches para atracos. Por eso, las telefónicas tienen mucho que decir y que obrar en estos fraudes a través realizados a través de sus ondas.
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